Madrid, 9 ene.- La normalidad en los vuelos y la escasa afluencia de pasajeros son las notas dominantes esta tarde en la T4 del aeropuerto de Barajas, base de las operaciones de Iberia, después de que se hayan cancelado más de un centenar de rutas en la tercera jornada de huelga de pilotos.
Iberia opera una media de 320 vuelos diarios en el aeropuerto madrileño, que hoy han quedado reducidos a 204, según la compañía, que ha detallado que el 75 % de los 10.000 viajeros afectados habían sido recolocados en aviones de otras compañías, en otros trayectos de la aerolínea o se les había reembolsado el pasaje.
Según constató Efe, las largas colas que esta mañana se originaban ante los mostradores de facturación de vuelos de la compañía habían desaparecido esta tarde en la terminal T4, aunque se registraban pequeñas filas de viajeros en los puestos de atención al cliente.
La mayoría de ellos esperaba nuevos pasajes para llegar a su destino, después de que sus vuelos hubieran sido cancelados o tras haberse quedado sin viajar por sobre venta de billetes.
Este era el caso de unos ciudadanos italianos que llegaron esta mañana de Miami con la intención de volar a Roma en un vuelo con "overbooking" por lo que deben de esperar hasta primera hora del martes para viajar a su destino.
La mayoría de los viajeros afectados se quejaban de las largas espera que tenían que aguardar en Madrid debido al cambio de vuelos, como dos jóvenes colombianas, que iban a viajar hoy a Bogotá y que no podrán hacerlo hasta el miércoles.
Según las previsiones, el próximo miércoles se desarrollará la cuarta huelga de pilotos con la cancelación de 104 vuelos.
El director de Iberia en el aeropuerto de Barajas, Fernando de Miguel, manifestó que más de 75 % de los pasajeros afectados por la cancelación de vuelos del miércoles ha sido ya recolocado y ha asegurado que, "como tenemos todavía 48 horas, seguiremos trabajando para minimizar los efectos de la huelga".
El principal motivo de enfrentamiento entre el sindicato de pilotos (Sepla-Iberia) y la compañía es la creación de una filial de bajo coste que asumirá desde marzo de este año los vuelos de corto y medio radio.
Los pilotos aseguran que la filial es ilegal porque vulnera su Convenio Colectivo, donde se establece que no se puede segregar la actividad de la compañía y que establece que las operaciones en el aeropuerto de Barajas tienen que ser realizadas por personal (tripulantes técnicos) de la aerolínea.
La aerolínea considera que la nueva empresa es legal y necesaria para el futuro de Iberia y acusa a los pilotos de querer influir en decisiones que corresponden a la dirección de la compañía.
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