Fainé se resiste a asumir la presidencia de la patronal de cajas

  • El presidente de La Caixa, candidato favorito para la mayoría de entidades, es reticente a tomar las riendas de la CECA. Tanto el Gobierno como el principal partido de la oposición, el PP, respaldan su nombramiento, pero el ejecutivo no está dispuesto a hacerlo a cualquier precio.
Ruth Ugalde

El espectáculo acaba de empezar. La dimisión presentada ayer Juan Ramón Quintas al frente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) es apenas el pistoletazo de salida del vendaval de movimientos, intrigas y sorpresas que protagonizará el sector en los próximos meses.

Y en medio de esta función está el hombre más fuerte del negocio, Isidro Fainé, a la sazón, presidente de la primera caja de ahorros española, La Caixa, la única capaz de mirar a los ojos a Santader y BBVA (con el permiso de Caja Madrid).

Esta carta de presentación ayuda a comprender su candidatura a presidir la patronal. Pero todos los inconvenientes que hay detrás del cargo, sobre todo en el momento actual, también permiten entender las reticencias que está mostrando el ejecutivo a pelear por el sillón presidencial de la CECAr.

De hecho, fuentes financieras han confirmado a lainformacion.com que Fainé no tiene nada claro si llevar hasta el final su candidatura, promovida por el Gobierno y que cuenta con el respaldo de las grandes cajas de ahorros, con Caja Madrid y su nuevo presidente, Rodrigo Rato, a la cabeza.

Intereses opuestos

El Ejecutivo desconfía del candidato propuesto por Quintás, Amado Franco, presidente de Ibercaja, quien hasta hace unas semanas no parecía tener rival. Sin embargo, desde el ministerio de Economía quieren tener como interlocutor para llevar a cabo toda la reestructuración del sector -Ley de Cajas incluída- un primer espada. Y salvo Fainé, las otras tres grandes cajas del país -Caja Madrid, Bancaja y CAM- pertenecen a comunidades gobernadas por el Partido Popular. De hecho, uno de los factores que políticamente se interpreta que han jugado en contra de Franco es su relación con Manuel Pizarro.

Pero ésta es sólo una cara de la moneda de intereses que acompañan a su candidatura. La otra son las crecientes diferencias que empiezan a apreciarse entre las pequeñas y medianas entidades con las grandes. Las primeras defienden mantener el modelo actual de cajas, mientras que las segundas abogan por empezar a abrir nuevas vías de financiación, como las cuotas participativas, que además les permitirían obtener los recursos necesarios para engullir a entidades más pequeñas o con problemas.

Estos dos frentes de discrepancias -el político y el empresarial- sumados a los intereses personales de Fainé -es uno de los directivos más poderosos de España, con numerosas responsabilidades y falta de tiempo para abordar otras batallas- han llevado al presidente de La Caixa a poner blanco sobre negro su rechazo a tomar las riendas de la CECA con polémicas de por medio.

El financiero, que todavía tiene un mes por delante para calmar las aguas y jugar las cartas a su favor, sólo aceptaría la presidencia de la patronal si contara con el respaldo mayoritario de las cajas. Y el espectáculo vivido en el consejo de ayer de la CECA demuestra que, por el momento, éste no exite.

La fuentes consultadas por este medio aseguran que la mayoría de los 26 miembros del consejo de la patronal defendieron prorrogar hasta el próximo 20 de abril la elección del nuevo presidente, mientras que cuatro entidades (tres pequeñas y una mediana), respaldaron la elección de Franco, como defendía Quintas.

Tras ver fracasar a su plan de ceder ayer mismo el testigo a Franco, Quintás ha roto la baraja presentando su dimisión y dejando al director general de la organización, José Antonio Olavarrieta, el puesto interino de primer ejecutivo...hasta dentro de un mes.

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