Gobierno chileno ensalza reconstrucción y afectados le acusan de triunfalismo

  • Cuatro años después del terremoto que en 2010 arrasó parte de Chile, el Gobierno del presidente Sebastián Piñera defiende que la reconstrucción prácticamente ha concluido, aunque algunos afectados creen que peca de optimismo.

Gerard Soler

Santiago de Chile, 26 feb.- Cuatro años después del terremoto que en 2010 arrasó parte de Chile, el Gobierno del presidente Sebastián Piñera defiende que la reconstrucción prácticamente ha concluido, aunque algunos afectados creen que peca de optimismo.

El 27 de febrero de 2010, un terremoto de 8,8 grados Richter y un posterior tsunami devastaron seis regiones del centro y sur del país, con un balance de 526 muertos, 800.000 damnificados y daños materiales por valor de unos 30.000 millones de dólares.

Piñera, que era mandatario electo y estaba a punto de relevar a la entonces presidenta, la socialista Michelle Bachelet, asumió la reconstrucción del país como una de las principales tareas de su administración.

Ahora, a pocos días de que el 11 de marzo Bachelet asuma de nuevo la Presidencia, el gobernante muestra orgulloso el nivel de avance de los trabajos para levantar lo que el terremoto destruyó, aunque al próximo gobierno le tocará cerrar los flecos del proceso.

El asunto más delicado ha sido la reparación y reconstrucción de 222.418 viviendas afectadas por el terremoto y el tsunami, que ha sido cuestionada por asociaciones de vecinos y organizaciones sociales.

Estas voces críticas creen que el Gobierno se puso una meta demasiado ambiciosa y que en su afán por alcanzarla, cometió errores y dejó de lado a los vecinos en un proceso que los tocaba directamente.

Según cifras oficiales, las obras para la reconstrucción de la infraestructura de comunicaciones, los edificios públicos y las viviendas superan los 4.000 millones de dólares.

De este monto, unos 2.600 millones corresponden a la reconstrucción o reparación de las viviendas afectadas.

El informe más reciente del Ministerio de Vivienda revela que el 88 % de esas viviendas ya han sido entregadas a sus moradores, lo que significa un total de 195.000 hogares: 92.000 casas totalmente nuevas y otras 103.000 que fueron reparadas.

Unas 26.000 obras se encuentran en ejecución y se entregarán en las próximas semanas y meses, lo que equivale al 11,6 % del total, mientras el 0,4 % restante aún no se han empezado a reparar o reconstruir.

Casi la mitad de las viviendas que aún esperan el inicio de las obras están en la región del Bío Bío, una de las más afectadas por el terremoto y el tsunami.

El ministro de Vivienda, Rodrigo Pérez, que esta semana acompañó a Piñera en la llamada "gira de la reconstrucción" por las zonas afectadas, dijo recientemente que le hubiese gustado completar todas las obras, aunque consideró que lo conseguido es "un logro muy grande".

Pero no todo el mundo comparte el positivo balance de las autoridades.

Henry Herrera, coordinador de Ciudadanía y Territorio, un observatorio de vivienda y políticas públicas que nació tras el terremoto, considera que Piñera se equivocó al plantear la reconstrucción como una tarea de solo 4 años de duración.

"Pasaba de ser un esfuerzo de Estado a un esfuerzo de gobierno, porque Piñera lo circunscribió al plazo en que iba a gobernar", explicó Herrera en una entrevista con Efe.

Además, aseguró que muchas de las nuevas viviendas son de dudosa calidad.

Según Herrera, la situación es peor en zonas rurales y alejadas, donde la reconstrucción era "menos atractiva" para las empresas constructoras que recibieron los subsidios estatales.

"Las constructoras que operan en esas zonas son las peor calificadas porque edificar ahí tiene un costo mayor", señaló.

Otro problema que identificó Ciudadanía y Territorio y otras entidades que han seguido el proceso de reconstrucción es la reubicación de los vecinos en zonas distintas a donde vivían antes de la catástrofe.

"En muchas ciudades se está produciendo un proceso de migración del centro a la periferia", sostuvo Herrera.

Esto ha sucedido en ciudades como Constitución o Talca, donde muchas familias vivían de alquiler en casas de adobe de dos pisos, en el centro.

Al derrumbarse el edificio, los dueños recibieron una vivienda provisional y permanecieron en el mismo lugar, pero las familias que estaban de alquiler tuvieron que trasladarse a las zonas donde se ofrecían los subsidios gubernamentales, a menudo en la periferia de la ciudad, explicó Henry Herrera.

Para Tusy Urra, dirigente vecinal de la Villa Olímpica, un barrio de Santiago también afectado por el terremoto, las cifras oficiales no reflejan la realidad y el gobierno "pecó de soberbio".

"Han pasado por encima de nuestra dignidad con sus mentiras. En la televisión dicen una cosa pero la realidad es otra", dijo a Efe la dirigente, quien recordó que en un su barrio aún faltan vivienda por entregar.

"Los únicos beneficiados han sido el sector privado, las inmobiliarias y las constructoras", denunció Urra, quien agregó que algunas empresas han pasado por dificultades económicas y han dejado las obras a medias.

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