Goirigolzarri reúne a sus directivos para hablar del futuro de Bankia

Madrid, 17 feb.- Fin de semana intenso para el equipo de Bankia, cuyo presidente, José Ignacio Goirigolzarri decidió reunir en Segovia a sus principales directivos para hablar del futuro de la entidad y fijar nuevos objetivos para este año.

Según han explicado hoy a Efe fuentes próximas al encuentro, más de medio centenar de directivos del banco se concentraron durante dos días, el viernes y sábado pasado, en el Parador de Segovia para conocer de primera mano la evolución del negocio y las perspectivas del grupo.

Además de repasar los resultados de 2013, año en el que el grupo ganó 818 millones, los primeros ejecutivos de Bankia trasladaron a los directivos que en 2014 hay que lograr un beneficio mayor.

Para alcanzar esa meta, la entidad fija entre sus prioridades para este año seguir ganando cuota en préstamos, especialmente en el segmento de las pymes, donde actualmente controla un 5,8 % y aspira a llegar al 10 %.

Una vez realizado todo el ajuste de su red de oficinas, sacar la máxima rentabilidad a su amplia base de clientes es otro de los objetivos que se ha fijado Bankia para 2014, a lo que contribuirá su nuevo acuerdo de bancaseguro con Mapfre.

Bankia mantiene también su aspiración de mejorar su rentabilidad sobre recursos propios (ROE) para que en 2015, año en el que daría dividendos, sea del 10 %, frente al 5,6 % de cierre de 2013.

La convención de directivos coincidió con el anuncio de que el Frob, el fondo de rescate español, contrataba al banco de inversión estadounidense Goldman Sachs para que diseñe la venta del 68,4 % que el Estado posee, a través de BFA, en Bankia.

Y, aunque las fuentes consultadas coinciden en que en las reuniones de Bankia y sus directivos no se habló en concreto de esta cuestión, Goirigolzarri siempre ha defendido que la privatización del grupo es una buena noticia y ha abogado por hacerla de manera escalonada.

De hecho, a comienzos de febrero, consideró en rueda de prensa que la venta de acciones por parte del Estado debía dejar "un buen sabor de boca", con la idea de que es mejor ir vendiendo pequeños paquetes para dar liquidez al valor.