Grúas paradas en la costa española son monumento a la estupidez, según un experto

  • Medellín (Colombia).- El experto español en urbanismo José María Ezquiaga lamentó hoy que su país haya perdido la "chispa" que permitió en los años 80 expresar en la arquitectura el renacer democrático y que ahora "el mayor monumento a la estupidez" sean grúas paradas en las costas debido a la crisis.

Medellín (Colombia).- El experto español en urbanismo José María Ezquiaga lamentó hoy que su país haya perdido la "chispa" que permitió en los años 80 expresar en la arquitectura el renacer democrático y que ahora "el mayor monumento a la estupidez" sean grúas paradas en las costas debido a la crisis.

En una entrevista con Efe durante la VII Bienal Iberoamericana de Arquitectura de Urbanismo (BIAU), que acoge la ciudad colombiana de Medellín, Ezquiaga recordó que "una arquitectura útil es aquella que tiene una visión de ciudad".

"En España fue así. Se nos ha olvidado, pero no fue hace tanto tiempo. La década de los 80 fue nuestra década de recuperar la democracia en una arquitectura que expresaba el servicio público, con planes que no estaban al servicio de la especulación sino de la gente", señaló este arquitecto y sociólogo español.

Pero "durante el 'boom' inmobiliario es como si toda esa memoria se nos hubiera quedado barrida", señaló.

Y es que para este reconocido arquitecto, invitado a la BIAU, "España ha perdido esa chispa y es imprescindible recuperarla".

La actual crisis económica "ha barrido de un plumazo" ese modelo basado en "construir por construir, con arquitectura sin un punto de vista de utilidad social, sin conexión con la gente, únicamente para el culto al ego del político. Una arquitectura icónica por un lado pero a veces muy superflua, o esa construcción ni icónica ni nada, sino simplemente depredadora del medio ambiente", opinó.

"Hemos construido sin atender a necesidades reales, planteando que lo que se podía vender ya era útil y necesario. Pero cuando el mercado ha cambiado de orientación, esas construcciones se han quedado en nada. Las grúas paradas en la costa española son el mejor monumento a la estupidez", recalcó.

Recordó que "España se vanagloriaba de producir más vivencias que Alemania y Francia juntas, sin tener ni de lejos una población ni una capacidad económica semejante. Algo fallaba, estábamos cerrando los ojos a esa realidad que ahora pasa factura".

Ezquiaga aseveró que "si algo podemos aprender de Medellín es que cuando la arquitectura se plantea con austeridad, sensatez y colocándose en el lugar y momento adecuado, donde más útil es a la gente, se produce un efecto sorprendente".

Bajo su punto de vista, "lo maravilloso del caso de Medellín es que ha logrado, haciendo una biblioteca en un barrio popular de infravivienda que hasta hace dos días era un lugar siniestro, convertirlo en un icono de arquitectura a nivel mundial".

El experto hizo así referencia a la transformación que ha vivido en la última década esta ciudad colombiana, que hoy es símbolo de modernidad y desarrollo gracias a un plan urbanístico que ha buscado la integración social.

Pese a ello, rehusó pensar que los problemas se han acabado para Medellín, ciudad que antaño fue considerada la más violenta de Latinoamérica.

"Severos" problemas como el impacto ambiental por la ocupación indiscriminada de las laderas de las montañas, el aumento de la miseria, la violencia consecuente y las infraestructuras de movilidad, que aún así no impiden que esta ciudad tenga "una hoja de ruta" visible para los ciudadanos.

No obstante, para Ezquiaga el problema del urbanismo en España es que en muchos casos no hay esa hoja de ruta.

"Las ciudades tienen planes sin proyecto de ciudad, y el plan es entonces una cáscara vacía. Lo que tenemos que preguntarnos es qué querríamos que heredaran nuestros nietos. ¿Un mar de adosados?", sentenció.

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