Hage Geingob, un líder anticolonial con prestigio y experiencia para Namibia

  • Primer ministro namibio durante catorce años, exministro de Comercio, formado en Estados Unidos, y ahora candidato a la presidencia del todopoderoso SWAPO, Hage Geingob (1941) es también un veterano de la lucha por la liberación de Namibia.

Marcel Gascón

Johannesburgo, 27 nov.- Primer ministro namibio durante catorce años, exministro de Comercio, formado en Estados Unidos, y ahora candidato a la presidencia del todopoderoso SWAPO, Hage Geingob (1941) es también un veterano de la lucha por la liberación de Namibia.

Las credenciales revolucionarias todavía son, 24 años después de la independencia de Namibia, un requisito para dirigir el país.

Geingob tiene suficiente currículum con el trabajo en favor de la causa libertadora que le llevó a recorrer África en los años sesenta y con dos intentos de asesinato a manos de las Fuerzas Armadas de la Sudáfrica del "apartheid", última potencia colonial en Namibia.

El líder africano continuó su trayectoria revolucionaria en Estados Unidos, donde ejerció de representante del entonces clandestino SWAPO (siglas inglesas de la Organización Popular del Suroeste de África) ante la ONU y estudió en universidades de Filadelfia y Nueva York.

Su capacidad de compromiso y carácter conciliador pudo verse a su retorno a Namibia en 1989, cuando lideró la asamblea constituyente que redactó la nueva Constitución, en un ejercicio negociador que puso de acuerdo a la antigua administración blanca fiel a Sudáfrica y los nuevos líderes negros.

La Constitución es aún hoy la primera garantía de la estabilidad política de Namibia, uno de los pocos países africanos ajeno en su corta historia a los golpes militares o palaciegos, la tensión violenta entre etnias o la inseguridad jurídica para propietarios e inversores.

Como político, Geingob -que según los analistas tiene muchos números para repetir una victoria con más del 70 por ciento de los votos como la de su predecesor, Hifikepunye Pohamba- fue primer ministro de Namibia (1990-2002), ministro de Comercio (2008-2012) y primer ministro de nuevo desde 2012 hasta ahora.

En todos estos años, con el probable futuro presidente en posiciones clave de la vida pública namibia, el país consiguió "estabilidad política, medidas macroeconómicas prudentes, un crecimiento moderado" y excelentes resultados en la "conservación de los recursos naturales", según el Banco Mundial.

Estas circunstancias otorgan a Geingob la confianza de muchos observadores para enfrentarse a los que quizá sean los retos más acuciantes de Namibia tras casi cinco lustros de democracia sin sobresaltos: diversificar una economía muy dependiente de los recursos minerales y reducir los altos niveles de desigualdad.

"Es un hombre de acción y puede aportar dinamismo", dice de él Dimpho Motsamai, investigadora para África Meridional del Instituto de Estudios de Seguridad (ISS, en inglés).

Motsamai destaca asimismo que "no es una figura controvertida", y considera que su "buena formación" puede ser un factor positivo a la hora de desempeñar el cargo.

Durante la campaña, Geingob hizo un llamamiento a luchar contra la corrupción y la autocomplacencia de los funcionarios públicos, dos consecuencias del dominio apabullante de SWAPO -en el poder desde la independencia del país en 1990- con las que ha prometido acabar.

"Necesitamos la aportación de todas las personas con recursos en los sectores públicos, privado y de la agricultura", dijo recientemente, en lo que puede ser un indicio de su estilo, sobre otro de sus retos: la erradicación de la pobreza.

La esperada victoria de Geingob -de etnia damara- le convertiría en el primer presidente que no pertenece a la mayoría ovambo del país, una circunstancia que, según Motsamai, podría jugar a su favor para conjurar la desconfianza de otros grupos étnicos hacia SWAPO y lograr ser "el presidente de todos los namibios".

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