Denuncian dificultades para contratar

Los hosteleros tiemblan al borde de sus 'meses de oro': "No hay trabajadores"

La reforma laboral, aprobada 'de rebote' hace unos meses, tiene como enemigo número uno la temporalidad, mientras que los empresarios se quejan de la falta de camareros.

Hostelería en A Coruña, Galicia.
Hostelería en A Coruña, Galicia.
Agencia EFE

Se acercan los meses de verano, al mismo tiempo que aumenta la incertidumbre en el sector hostelero. Los empresarios de la restauración están viviendo como 'la resurrección económica' que estaba prevista cuando la pandemia bajara 'las revoluciones' no termina de llegar a sus comercios. Su principal obstáculo, según denuncian, es la reforma laboral aprobada en febrero de este año. Después de unas arduas negociaciones, sindicatos y CEOE pactaban un documento que tocaba de lleno la temporalidad.

 A partir de su 'turbulenta' votación, los empresarios solo pueden hacer dos tipos de contratos temporales: el formativo y el estructural. Para hacerse una idea del peso de esto en la economía española basta con saber que de los casi 350.000 empleos que se crearon el pasado verano, 264.000 eran puestos temporales. Según los últimos datos publicados, en el último trimestre de 2021 había más de 4 millones de personas en España con un contrato temporal, lo que supone un 25% del total. La fórmula del Gobierno pretende reducir la temporalidad al mismo tiempo que aumentan los contratos fijos. 

Los empresarios ya lo notan a las puertas de que empiece 'su temporada de oro'. María del Mar Valera es la presidenta de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Alicante y coincide en que la situación es preocupante: "Ya son muchos años en los que falta mano de obra y con esto se agrava el problema. Los empresarios necesitamos los contratos temporales porque hay muchos restaurantes que son de temporada, y cierran los demás meses". Cuenta a La Información que su sector se encuentra entre los más afectados: "La gente no quiere trabajar los fines de semana y eso hace más difícil encontrar personal".

Con una simple búsqueda por los portales de empleo es fácil de comprobar que la tipología de los contratos del sector hostelero han cambiado radicalmente.  Las ofertas temporales han sido sustituidas por contratos fijos discontinuos, que son los más predominantes en las webs. Por ejemplo, en Mallorca, se oferta un puesto de camarero, con un salario de 1500 euros, de tipo fijo discontinúo. También los hay quiénes se resisten, como una empresa barcelonesa que ofrece un contrato de "duración determinada" que varia de los 1500 a los 1800 euros al mes.

Valera reconoce que en la hostelería "hay de todo", pero que la mayor parte de los empresarios cumplen con la legislación: "Hay que tener cuidado con los contratos fijos, porque cuando se formalizan, la gente se acomoda. No puedes decirles nada porque te amenazan con el despido". Cree que los salarios deben ir en 'sintonía' con la cualificación del personal: "La gente quiere trabajar sus 8 horas, no quiere echar ni una más, y por esos se les paga un sueldo base"- sentencia.

Son muchos los camareros que rechazan las ofertas en el sector de la hostelería. Ángel es uno de ellos, y que además, se está formando universitariamente en la carrera de Magisterio para no tener que vivir de 'este mundo': "Si tuviera que trabajar en verano en otra ciudad no me saldría rentable. Podría cobrar entre 4 o 5 euros la hora y para poder vivir tendrían que pagarme entre 8 o 9." Cree que acabar con la temporalidad es bueno para el trabajador: "Los empresarios no suben los salarios y para mí es mejor tener un contrato con más garantías y de más duración, porque si te despiden el finiquito será mayor"- explica este joven a La Información.

Los sindicatos coinciden con la situación y valoran de forma positiva la reforma, la cual creen que beneficiará al sector. El responsable de hostelería de CCOO, Gonzalo Fuentes, cree que va en dirección de eliminar la precariedad: "Había un 30% de parcialidad involuntaria y esto trae estabilidad al sector". En su diagnóstico, cree que en España hay una cultura de temporalidad que debe cambiar: "La gente quiere trabajar, pero bajo unas condiciones mínimas. Si no se cumplen los convenios, no descartamos movilizaciones- desvela a este periódico. Además, explica que, dependiendo de la zona, hay distintos convenios colectivos: "Por ejemplo, hay mucha gente de Almería que viene a Málaga a trabajar porque las condiciones son mejores".

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