Incautación de registros telefónicos "congeló" a fuentes, según presidente AP

  • El presidente de Associated Press (AP), Gary Pruitt, afirmó hoy que la incautación secreta por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos de miles de registros telefónicos de sus corresponsales tuvo un "efecto congelador" para el periodismo dentro y fuera de la agencia.

Denver (EE.UU.), 19 oct.- El presidente de Associated Press (AP), Gary Pruitt, afirmó hoy que la incautación secreta por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos de miles de registros telefónicos de sus corresponsales tuvo un "efecto congelador" para el periodismo dentro y fuera de la agencia.

"El daño está hecho. Nuestras fuentes se sienten nerviosas al hablar con nosotros. (Las acciones del Departamento de Justicia) han enfriado la compilación de noticias y han intimidado a fuentes tanto oficiales como no oficiales", dijo Pruitt ante los 300 participantes de la Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en Denver (Colorado, EE.UU.).

La recopilación secreta de los registros de 20 líneas telefónicas de AP entre abril y mayo de 2012 se realizó para investigar una filtración sobre seguridad, según el Departamento de Justicia.

La filtración que motivó el espionaje tuvo que ver con una noticia publicada por AP el 7 de mayo de 2012 en la que informaba de que el Gobierno había frustrado un complot de Al Qaeda en Yemen para atentar contra un avión con rumbo a EE.UU.

Según Pruitt, se trató de una acción "sin precedentes" y "tan secreta" que ninguno de los afectados supo que sus líneas telefónicas estaban siendo investigadas hasta al menos 90 días después de los hechos, cuando las autoridades federales formalmente informaron a AP.

Pruitt afirmó que, además de AP, otras grandes agencias noticiosas y reconocidos medios del país han visto que las fuentes a las que antes tenían acceso ya no quieren compartir información.

De hecho, de acuerdo con el presidente de AP muchas de esas fuentes se muestran renuentes incluso a mantener conversaciones cara a cara, es decir, aunque no se use el teléfono o medios electrónicos para el intercambio de información.

"Tienen miedo de que el Gobierno les esté espiando y no hablan. Y quizá al Departamento de Justicia le guste eso", ironizó Pruitt.

La repercusión internacional del incidente tampoco puede obviarse, según el destacado periodista.

Por un lado, numerosas organizaciones periodísticas de todo el mundo expresaron su rechazo a medidas contra la libertad de prensa en Estados Unidos.

Pero, por otro lado, los Gobiernos de ciertos países que ejercen un férreo control de la libertad de expresión vieron en el accionar del Departamento de Justicia estadounidense una convalidación de sus propias acciones.

"'Si el Gobierno de Estados Unidos lo hace, entonces debe ser bueno y nosotros también podemos hacerlo', me dijeron algunas personas", comentó Pruitt.

"Debemos tener cuidado con cualquier Gobierno al que le gustan demasiado los secretos", agregó.

Pruitt enfatizó que no niega que el Departamento de Justicia tenga derecho de investigar para mantener la seguridad del país, pero "existen reglas sobre cómo debe hacerlo y, en el caso de AP, ese departamento no siguió sus propias reglas".

En su opinión, las autoridades federales no respetaron la regla de emitir una orden judicial con un propósito específico y detallado.

Además, recopilaron información sobre miles de llamadas telefónicas, incluyendo teléfonos que AP no usaba desde hacía muchos años y teléfonos de personas no relacionadas de ninguna manera con la historia que dio origen a la investigación.

Además, el Departamento de Justicia no informó a AP por anticipado sobre la orden de incautación de información, como por ley debería haber hecho.

"En Estados Unidos no es un crimen practicar el periodismo. Pero los ataques a los periodistas en Estados Unidos y en todo el mundo no cesarán en ningún momento en el futuro cercano", declaró Pruitt.

La prensa libre "necesita ser el contrapeso del creciente poder que la tecnología da a los gobiernos", concluyó.

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