La adopción del tercer rescate se convierte en una carrera de obstáculos en Grecia

    • La fase final de la adopción del tercer plan de asistencia financiera a Grecia se convirtió en una carrera de obstáculos en la madrugada del viernes, plagada de reticencias del ala izquierda de Syriza, de Alemania y del FMI.
    • Sobre las ters de la mañana en Atenas comenzó la sesión plenaria que continúa en estos momentos.
Greek Prime Minister Alexis Tsipras looks on durin
Greek Prime Minister Alexis Tsipras looks on durin

La fase final de la adopción del tercer plan de asistencia financiera a Grecia se convirtió en una carrera de obstáculos en la madrugada del viernes, plagada de reticencias del ala izquierda de Syriza, de Alemania y del FMI.

A las 00H00 GMT, 03H00 de la madrugada en Atenas, y tras una jornada de debates en comisiones, los 300 diputados del Parlamento habían comenzado apenas la sesión plenaria dedicada a la votación del texto y discutían cuestiones de procedimiento con la puntillosa presidenta de la cámara, Zoé Konstantopoulou, miembro del partido gobernante Syriza, pero firme opositora al plan.

Konstantopoulou quiere utilizar todo el tiempo previsto en los reglamentos para examinar el proyecto de ley de 400 páginas, en un aparente intento de ignorar la reunión de ministros de Finanzas de la zona euro (Eurogrupo) prevista el viernes por la tarde en Bruselas.

El ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, instó a darse prisa. "Es simple, el Eurogrupo es mañana a las 16H00 (13H00 GMT) y, sin estos elementos, el Eurogrupo no tomará ninguna decisión, habrá un préstamo puente, y el gobierno tendrá que comprometerse a nuevas acciones prioritarias".

Tras meses de infructuosas negociaciones, el gobierno griego de Alexis Tsipras avanzó a marchas forzadas estas últimas semanas para cerrar un acuerdo con los acreedores del país (Unión Europea, Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y Mecanismo Europeo de Estabilidad).

Atenas y sus acreedores acordaron un plan de 85.000 millones de euros en tres años, el tercer plan desde 2010, a cambio de nuevas medidas drásticas de austeridad.

Gracias a un primer pago de 20.000 millones de euros en los próximos días, Atenas podría abonar un vencimiento de 3.400 millones de euros al BCE y empezar a pagar a los proveedores del Estado, que no han sido pagados desde hace meses, paralizando un poco más la economía.

A falta de acuerdo en el Eurogrupo, los griegos deberían contentarse con un préstamo puente con nuevas condiciones y nuevos compromisos.

Este último escenario no disgustaría a Alemania. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ya ha hecho saber que tienen muchas "cuestiones" a plantear en el Eurogrupo sobre el plan cerrado el martes de madrugada, tras 15 días de intenso trabajo en un hotel de Atenas entre los griegos y sus acreedores.

Otro asunto en el que, paradójicamente, coinciden los políticos alemanes más intransigentes con Atenas y el ala izquierda de Syriza es una eventual salida de Grecia de la zona euro.

Así, el líder del ala euroescéptica de Syriza, el antiguo ministro de Energía Panagiotis Lafazanis, llamó el jueves a crear un movimiento nacional antiausteridad, declaraciones criticadas por el gobierno.

Las declaraciones de Lafazanis "concretizan su muy previsible decisión de separar su camino del del gobierno y del de Syriza", respondió una fuente gubernamental.

De manera irónica, esta fuente dijo: "Recordamos que un regreso al dracma es quizás un deseo de Wolfgang Schäuble, pero nunca ha sido un compromiso electoral de Syriza".

El suspense planeaba sobre la adopción en el Parlamento griego del texto, una hoja de ruta hasta 2018 que mezcla medidas presupuestarias y reformas estructurales.

Ante la división en sus propias filas, el ejecutivo griego podría lograr ratificar este texto con el apoyo de los 106 diputados de los principales partidos de oposición.

Tsipras tendrá una nueva ocasión de comprobar el apoyo real del que dispone en el seno de su formación, después de que entre 30 o 40 diputados de su partido se negaran a aprobar los dos primeros paquetes de medidas impuestas por los acreedores en julio.

En este contexto, una eventual convocatoria de elecciones legislativas anticipadas el próximo otoño aparece cada vez más real para un primer ministro muy popular, que podría apartar entonces a sus parlamentarios rebeldes.

Para complicar más aún las cosas, el FMI, que tomó parte en las negociaciones con Atenas, hizo saber que su participación financiera estaba suspendida a la espera de un gesto europeo para hacer que la deuda griega sea "sostenible".

Varios países europeos, con Alemania a la cabeza, exigen la participación del FMI en el plan de ayuda pero se muestran excesivamente reticentes ante la idea de aliviar la deuda griega, que se acerca al 170% de su Producto Interno Bruto.

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