La crisis de Fagor sacude los cimientos del singular modelo de Mondragón

  • La caída de Fagor Electrodomésticos, en preconcurso de acreedores, constituye una violenta sacudida en los cimientos del singular modelo empresarial cooperativo de la Corporación Mondragón (MCC), el primer grupo industrial de Euskadi y el séptimo de España.

Rafael Herrero

San Sebastián, 19 oct.- La caída de Fagor Electrodomésticos, en preconcurso de acreedores, constituye una violenta sacudida en los cimientos del singular modelo empresarial cooperativo de la Corporación Mondragón (MCC), el primer grupo industrial de Euskadi y el séptimo de España.

Precisamente Fagor Electrodomésticos es el germen del proyecto de economía social de la Corporación Mondragón, porque fue la primera cooperativa industrial que albergó la comarca guipuzcoana de Alto Deba, creada en 1956 por cinco jóvenes de la Escuela Profesional de Arrasate (la denominación oficial vasca de Mondragón) seguidores de los principios del sacerdote José María Arizmendiarrieta.

Este cura vizcaíno se asentó una década antes en Arrasate y fundó la Escuela Profesional, en la que sentó las bases de todo el movimiento cooperativo. 60 años después, la Corporación Mondragón agrupa a 110 cooperativas de muy diversos sectores, que sumaron una facturación en 2012 de casi 13.000 millones de euros y dan trabajo a más de 80.000 personas, el 42 % en Euskadi, el 40 % en el resto de España y el 17 % en otros países.

Su actividad se asienta fundamentalmente en la industria -motor y origen del grupo, con Fagor Electrodomésticos como buque insignia-, aunque se extiende a sectores como la distribución -con Eroski como bandera-, las finanzas -Laboral Kutxa- y el conocimiento, con 15 centros tecnológicos y unidades de I+D.

Además, MCC dispone de un centro universitario, la Universidad de Mondragón (MU), de la que depende el prestigioso Basque Culinary Center.

El centro neurálgico de la Corporación se asienta en el valle del Alto Deba, una comarca de ocho municipios de paisaje abrupto, ubicada en el suroeste de Guipúzcoa y en la que viven más de 60.000 habitantes. De ellos, sólo Arrasate, el pueblo más grande (22.049), supera el 10 % de tasa de paro.

Aunque no se conocen datos concretos, el Ayuntamiento de Arrasate calcula que aproximadamente la mitad de su población activa trabaja en cooperativas de la Corporación Mondragón, un grupo que representa el 3,2 % del PIB del País Vasco.

Pero no es su dimensión, pese a ser la mayor de Euskadi, la mayor singularidad de la Corporación Mondragón, sino los principios y valores que la rigen, así como los compromisos y nivel de participación que asumen los socios-trabajadores que integran sus cooperativas.

"El espíritu del cooperativista se basa en los principios y valores de cooperación, solidaridad, subordinación del capital al trabajo y protagonismo de las personas, cada una de las cuales tiene un voto en la asamblea y eligen al Consejo Rector, que es el que designa a los directivos", explican fuentes de MCC, que aseguran que, "ahora más que nunca", el modelo "sigue plenamente vigente".

En el caso de las empresas del sector industrial de MCC, el 85 % de las plantillas están formadas por socios-trabajadores, que afrontaron una aportación económica en el momento de entrar en la empresa. Es el motivo de que no existan sindicatos en las cooperativas del grupo.

Una de las muchas incógnitas de los últimos días consiste en aclarar si los socios-trabajadores deberán hacer frente a los más de 800 millones de deuda de Fagor Electrodomésticos con sus patrimonios personales: "Se está analizando con detalle, todo apunta a que no, pero no lo sabemos", afirma una fuente autorizada de MCC.

Se trata de una cuestión que podría afectar sensiblemente al modelo cooperativo, que nunca se ha enfrentado a una situación como la que atraviesa Fagor Electrodomésticos y no cuenta con precedentes a los que remitirse.

No obstante, MCC insiste en que el modelo no está en cuestión y que "sigue en pie" y con más sentido en esta situación, en la que los mecanismos de solidaridad entre las distintas compañías del grupo tendrán que activarse con toda su potencialidad para tratar de recolocar al máximo número de trabajadores posible.

"Tenemos 110 cooperativas y una está en preconcurso. Es verdad que tiene una dimensión enorme, pero el resto no lo vamos a cuestionar", insisten desde MCC, que citan otros sectores como el de la automoción como ejemplo de líneas de negocio que siguen funcionando bien en plena crisis económica.

Fagor Electrodomésticos es una de las 110 cooperativas del grupo, pero no una cualquiera. Su actividad representa un 8,1 % de las ventas del conjunto de las cooperativas y emplea al 7 % de los trabajadores vinculados a las empresas del grupo.

MCC dice no temer el efecto arrastre que pueda tener la caída de Fagor Electrodomésticos, aunque admite que hay cooperativas del grupo proveedoras de la empresa que están "seriamente tocadas", aunque no trabajan únicamente para esta compañía.

No obstante, la entidad de previsión social de la corporación, Lagun Aro, ya ha advertido que las cooperativas deberán incrementar sus cuotas para hacer frente a las ayudas a los afectados, un esfuerzo que se suma a los muchos que todas las compañías de MCC han hecho ya para intentar salvar a Fagor.

Muchas de estas incógnitas se irán desvelando en los próximos cuatro meses, cuando Fagor defina qué líneas tienen futuro y qué plantas cierran. Más tiempo habrá que esperar para conocer a ciencia cierta el impacto de la caída de la cooperativa en el resto del grupo y en la economía de su entorno.

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