La fao reclama “suelos sanos” para alimentar a “un planeta hambriento”


La directora general adjunta de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), María Helena Semedo, abogó este jueves por prestar más atención a la salud y la gestión de los suelos del planeta para alimentar a una población mundial en crecimiento ante los desafíos del cambio climático y la creciente escasez de los recursos naturales.
En un encuentro con científicos y organismos de investigación celebrado en la sede de la FAO, en Roma (Italia), con motivo del Día Mundial del Suelo, Semedo apostó por “suelos sanos” para alimentar a “un planeta hambriento”.
“La importancia del suelo para la seguridad alimentaria debería ser obvia. Desde los orígenes de la civilización, con las primeras comunidades agrícolas y hasta hoy, podemos ver cómo las sociedades han prosperado gracias a suelos sanos y declinado cuando sus tierras se degradaron o volvieron estériles”, recordó.
Semedo señaló que un suelo sano no es sólo la base de la producción de alimentos, sino que tiene otras funciones, ya que es fundamental para la calidad de las aguas subterráneas y superficiales y la salud del ecosistema, y secuestra el doble de carbono del que se encuentra en la atmósfera.
"Sin embargo, hasta hace poco, los suelos eran el recurso natural más desatendido y degradado. Hoy en día ese estado de cosas ha empezado por fin a cambiar, con el Día Mundial del Suelo a punto de ser reconocido por las Naciones Unidas y una nueva Alianza Mundial por el Suelo, de carácter internacional, que les une a todos” dijo Semedo a los participantes en la reunión.
En todo el mundo, el suelo está bajo presión. Así, estudios de la FAO afirman que una cuarta parte de la superficie terrestre del planeta se encuentra muy degradada debido a diversas actividades humanas, entre ellas la agricultura.
Actualmente hay cerca de 1 600 millones de hectáreas destinadas a la producción agrícola, que en muchos casos se han degradado por erosión hídrica y eólica, pérdida de materia orgánica, compactación de la capa superficial del suelo, salinización y otras formas de contaminación, así como la pérdida de nutrientes.

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