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La fotovoltaica recorta costes y amplía capacidad para ser la energía del futuro

Los expertos corroboran que el sector se encuentra en un buen momento, pero advierten que debe avanzar hacia inversiones inteligentes que promuevan el desarrollo social y que generen empleo y riqueza.

La reducción de los costes de instalación y generación, junto con la ampliación de la capacidad de producción dentro del mix energético español han convertido a la energía solar fotovoltaica como una de las principales tecnologías del sector y la que más potencial de desarrollo ofrece de cara al futuro. Esa fue una de las principales conclusiones del foro virtual sobre el 'Presente, pasado y futuro de la fotovoltaica en España', organizado por La Información y patrocinado por la patronal Anpier, en el que participaron José María González Moya, director general de APPA; Francisco Pérez Abietar, vocal y delegado territorial en Castilla-La Mancha de Anpier; y Javier García Breva, presidente del consejo asesor de la Fundación Renovables y experto en modelos energéticos. El encuentro fue moderado por Santiago Carcar, redactor de Energía de La Información

José María González Moya, de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), destacó la energía fotovoltaica en España como “un caso de éxito” porque ha demostrado ser “una buena inversión para el país y para el sector eléctrico y energético en general”. Y añadió que “la apuesta decidida por esta tecnología nos ha llevado a una reducción de costes superior al 95% en los últimos diez años”. Además, Francisco Pérez Abietar, de Anpier (la asociación nacional de productores de energía fotovoltaica), recordó el esfuerzo inversor que hace una década hicieron los pioneros de esta tecnología, “sin cuyo esfuerzo para madurarla estaríamos ahora mismo indefensos frente al cambio climático, cautivos de una generación fósil, y con la única alternativa de reducir al máximo nuestros consumos energéticos y, con ello, nuestro progreso y bienestar”.

Javier García Breva, de la Fundación Renovables, puso como prueba del potencial de la generación solar el récord que se batió el pasado 21 de marzo, un día que entre fotovoltaica y termosolar registraron 10.255 megavatios (MW) de producción instantánea, y llegaron a cubrir el 37,3 % de la demanda peninsular. A su juicio, esta gran capacidad “ha dejado en evidencia” el discurso contra esta tecnología mantenido en años como 2004 y 2010, y los recortes que se produjeron entonces. Por otra parte, García Breva destacó que “en un año tan problemático como éste, debido al coronavirus, se han instalado más de 600 megavatios de autoconsumo en España”. Un autoconsumo que, según la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia, “se ha multiplicado por más de 14 veces en los principales meses de la pandemia”.

Un momento “dulce”

Los tres expertos valoraron muy positivamente el desarrollo conseguido por la fotovoltaica, a pesar de los errores legislativos que perjudicaron a los pequeños inversores que destinaron sus ahorros a esta tecnología a partir del año 2000. González Moya recordó “como desde los gobiernos de España de entonces se animaba la inversión en renovables y fotovoltaica, y luego vimos como una injusta reforma eléctrica las penalizó, sobre todo a esta última, castigando a todas las personas que habían apostado por ella”.

Sin embargo, afirmó que en la actualidad el sector se encuentra en “un momento dulce y brillante, en el que se están llevando a cabo muchos desarrollos”. Así, en 2019 se batió el récord de instalación de renovables, en general, y de fotovoltaica en particular. “Pusimos en marcha más de 4.200 megavatios de instalaciones fotovoltaicas a red y más de 400 de autoconsumo”. Y en 2020, “a pesar de no contar con subastas u otras medidas de impulso, se ha mantenido el esfuerzo inversor y hemos puesto en marcha más de 2.600 megavatios de plantas solares fotovoltaicas y más de 600 en régimen de un autoconsumo”.

De cara al futuro, advirtió de que “debemos hacer las cosas bien, caminando hacia inversiones inteligentes, que generen empleo y riqueza, y que impulsen la industria nacional”. En este sentido, afirmó que “debemos buscar un equilibrio racional entre las grandes centrales de generación y los pequeños desarrollos con carácter distribuido, ya que ambas soluciones tienen sus ventajas e inconvenientes”. Y señaló que “actualmente contamos con unos 13.000 megavatios de tecnología solar fotovoltaica instalada (11.500 conectados a red y 1.500 de autoconsumo), pero tenemos que crecer hasta más de 39.000 megavatios”.

Rápida maduración

Pérez Abietar recordó como la tecnología fotovoltaica maduró en un tiempo récord. “El coste de un megavatio es, a día de hoy, el mismo que 100 kilovatios de hace diez años, es decir hemos reducido un 90% los costes en este periodo, superando cualquier expectativa”. Según indicó, “con nuestras inversiones y desarrollos se ha permitido la creación de una industria española fotovoltaica sólida, con unas ingenierías que son referencia a nivel mundial, y aportando empleo, riqueza y prestigio industrial al país y a la marca España”. Además, “hemos llevado al país a cumplir con los objetivos internacionales de descarbonización y penetración de renovables en el mix energético: y nuestras instalaciones han evitado precios altos de la factura de la luz”.

El representante de Anpier puso énfasis en que las inversiones realizadas por las 60.000 familias pioneras en energía fotovoltaica movilizaron empleo y generaron industria. Pero, en aquel momento se necesitaron 25.000 millones de euros, por lo que fueron muchas las que destinaron a ello todos sus ahorros y se endeudaron para defender un cambio de modelo energético en España. “Sin embargo, poco tiempo después comenzaron a sufrir los recortes impuestos por los cambios regulatorios, con lo que la rentabilidad que esperaban se vio completamente frustrada. Desde 2010 hemos soportado hasta siete importantes recortes retroactivos”.

Modelo de explotación

Javier García Breva (Fundación Renovables) se mostró preocupado por los 30.000 millones de euros en operaciones corporativas atribuidas al sector de las renovables en el último año, de los que unos 12.000 millones podrían corresponder al fotovoltaico. “Esto es enormemente preocupante. Que España sea líder en megaplantas fotovoltaicas de 300, 400 y 500 megavatios puede parecer un éxito, pero yo creo que es un fracaso, porque ese sistema a gran escala conectado a la red va a producir más déficit, costes y necesidad de inversiones”.

En este sentido, invitó a hacer una reflexión sobre qué modelo de renovables queremos: “Un sistema centralizado, en el que el consumidor lo paga todo, o uno más apegado a la realidad productiva y económica del país”. Y en este punto, aseguró que “la fotovoltaica debe jugar un papel fundamental porque es la energía más flexible, por lo que puede contribuir en mayor medida a la gestión, el desplazamiento y la reducción de la demanda energética”.

Entre sus propuestas, señaló revisar la regulación eléctrica para convertir el recibo de la luz en un incentivo para ahorrar energía; utilizar los contadores inteligentes como un instrumento de eficiencia energética al servicio del consumidor; abrir un debate sobre la gestión de las redes eléctricas de media y baja tensión; e incluir en los códigos de la construcción el autoconsumo, los contadores inteligentes, la eficiencia energética de los edificios y el uso de las renovables en la edificación.

Un futuro prometedor

Los tres expertos se mostraron optimistas sobre el futuro de las energías renovables y, especialmente, de la fotovoltaica. Pérez Abietar auguró que va a jugar un papel predominante, aunque afirmó que éste debe ser también social y, por lo tanto, de carácter distribuido. En este sentido, advirtió del hecho de que “la propiedad está quedando en manos de pocos titulares, sobre todo de fondos extranjeros, con lo que la riqueza de las inversiones no va a redundar en los ciudadanos”. Explicó que los parques pequeños son más eficientes: “Nosotros abogamos por los de hasta 10 megavatios, que ocupan 15 hectáreas de superficie como máximo, y que no tienen afectación al territorio. Además, generan un empleo local, de calidad y permanencia, y su ratio de empleos por megavatio es mayor”.

González Moya insistió en la urgencia de actualizar el Código Técnico de la Edificación, “que se ha quedado obsoleto casi desde que nació”. Y afirmó que “es fundamental conocer cómo vamos a desarrollar la estrategia de autoconsumo y cómo vamos a apoyar a pymes y familias para que apuesten por esta modalidad energética”, un objetivo en el que “las comunidades energéticas van a jugar un papel fundamental”. Así mismo, se mostró partidario del desarrollo de las subastas energéticas y apostó por un modelo equilibrado entre generación distribuida y centralizada. “No debemos perder de vista que en 2030 casi el 75% de nuestra electricidad deberá ser renovable y podría ser incluso el 100%, por lo que hay que buscar un equilibrio, ya que hay sitio para todos”. Un objetivo al que, según indicó, las administraciones públicas deben ayudar.

García Breva también se refirió al retraso de la adaptación del Código Técnico de la Edificación a la directiva de edificios de 2018. Y, por otra parte, advirtió que “la seguridad energética no se puede fiar a un modelo totalmente centralizado, sino a uno equilibrado, ya que en caso contrario la aparición de un problema puede poner en jaque al sistema eléctrico”. Además, añadió que “un sistema centralizado provoca grandes desequilibrios territoriales”, un problema en cuya resolución debería intervenir la Administración.

Finalmente, se hizo eco de un informe del sector, que prevé que la energía fotovoltaica alcance los 8.000 gigavatios en todo el mundo para el año 2050, y una reducción de costes de hasta un 25% en la actual década. Además, apunta que en 2021 será la fuente de energía más barata en la mayor parte del planeta. A ello, García Breva añadió que esta tecnología será la mejor gracias a su flexibilidad, que le permitirá “adaptar la demanda a las necesidades de cada momento”.

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