Francia recuperó en 2014 su rango de primer productor mundial, después de dos años difíciles marcados por lluvias y temperaturas frescas.
Este año la situación es diferente, con la canícula del principios del verano, seguida de semanas de sequía, lo que ha lanzado ya las vendimias en los principales viñedos.
"Desde 1950 es la cosecha más precoz (...)", asegura Jérôme Despey, presidente del Conseil Vin de FranceAgriMer, que agrupa a los profesionales del sector.
Según este organismo, la sequía afecta a la producción, que sería este año de 46 millones de hectolitros, un millón menos que el año pasado.
Pese a la ligera baja de producción la calidad estará presente en la cosecha, según los expertos.
Es "más bien una buena cosecha la de este año" gracias a una "óptima madurez, con sabores y una vinificación que es muy prometedora" explica Despey.
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