La temporada taurina arranca ajustándose a la crisis

  • El próximo fin de semana arrancará en Olivenza (Badajoz) el gran circuito de las ferias taurinas españolas de 2013, un año que el sector afronta con notables ajustes forzados por la crisis económica.

Paco Aguado

Madrid, 24 feb.- El próximo fin de semana arrancará en Olivenza (Badajoz) el gran circuito de las ferias taurinas españolas de 2013, un año que el sector afronta con notables ajustes forzados por la crisis económica.

Una sensible reducción en la oferta de espectáculos, el abaratamiento de costes para no incrementar el precio de las entradas tras la subida del IVA y la confección de carteles más atractivos son algunas de las alternativas del sector para frenar el descenso en la asistencia de público registrado en las últimas temporadas.

Esa reducción en la oferta se ha producido ya en plazas de propiedad privada, como la Maestranza de Sevilla, donde la próxima Feria de Abril contará con varias corridas menos respecto a otros años. Pero aún no ocurre así en plazas de propiedad pública, en las que siguen rigiendo, y no sin problemas, las condiciones de arrendamiento firmadas en condiciones económicas muy distintas a las actuales.

El número de festejos celebrados en España ha ido cayendo en las últimas cinco temporadas hasta un cincuenta por ciento menos con respecto a los de la campaña de 2007, cuando se batieron todos los récords de la historia con la celebración de casi mil corridas de toros y más de seiscientas novilladas con picadores.

Este dato, achacable esencialmente a la caída también generalizada de la actividad económica en el país, es tomado por las asociaciones antitaurinas como un síntoma claro de la decadencia de la fiesta de los toros.

En cambio, y desde una perspectiva más optimista, las cifras de festejos registradas en 2012 todavía son superiores a las de la década de los ochenta, cuando se vivió una de las etapas de mayor esplendor del espectáculo en todo el siglo XX.

Pero la forzosa vuelta a la racionalidad tras una época de esplendor económico que contribuyó a la engañosa desmesura taurina de hace unos años, encontró hace unos meses un nuevo obstáculo: la subida del IVA.

El impuesto sobre el valor añadido de los espectáculos taurinos, al igual que ha sucedido con otras actividades culturales, ha aumentado hasta el 21 por ciento. Son sólo tres puntos más de incremento para las corridas de toros, pero suponen trece para las novilladas, la base del futuro taurino, que hasta el pasado otoño devengaban sólo un ocho por ciento por dicha tasa.

A pesar del descenso cuantitativo y de las dificultades económicas del momento, las corridas siguen aportando considerables ingresos a la economía española.

Según un estudio realizado por el profesor de Teoría Económica en la Universidad de Extremadura Juan Medina, los espectáculos taurinos generaron en 2009 un total de 41 millones de euros en concepto de IVA, superando con mucha diferencia en este capítulo las cifras del cine español o del teatro.

Y, según una encuesta de Gallup hecha en 2010, los toros siguen "interesando" a más de diecisiete millones de españoles, lo que supone un 37 por ciento de la población.

En este sentido, la reciente admisión a trámite en el Congreso de los Diputados de la iniciativa legislativa popular (ILP) que persigue la declaración de la Fiesta como Bien de Interés Cultural, viene a subrayar los gustos de una "inmensa minoría" de ciudadanos.

Los aficionados y la fiesta no siempre gozan del apoyo institucional. Tras la prohibición de las corridas de toros en Cataluña -pendiente aún de un recurso interpuesto ante el Tribunal Constitucional- es ahora el ayuntamiento de San Sebastián, que dirige Bildu, el que está poniendo trabas a la celebración de espectáculos taurinos en la próxima Semana Grande donostiara.

Así las cosas, y celebrados ya los "aperitivos" madrileños de Ajalvir y Valdemorillo, los aficionados sólo aguardan ya la aparición en escena de las principales figuras, que se verán las caras por primera vez en el amable ciclo de Olivenza.

Conscientes también de la difícil situación que atraviesa el espectáculo, muchos de los primeros espadas han anunciado algunos gestos de mayor compromiso para aumentar las expectativas de un público con menor poder adquisitivo.

Así, José María Manzanares se encerrará con seis toros en solitario en la plaza de Sevilla, sólo un mes antes de que Alejandro Talavante haga lo mismo en San Isidro, pero con un encierro de Victorino Martín.

Por su parte, El Juli, que se recupera aún de las lesiones sufridas en un accidente de tráfico, matará en la Feria de Abril una corrida del legendario hierro de Miura.

Del resultado de estas citas señaladas y de la mayor rivalidad pretendida entre las figuras y los aspirantes dependerán, tanto o más que los ajustes económicos, la renovación del interés del público y el balance final de una temporada decisiva para el futuro del espectáculo a medio plazo.

Y, mientras los sectores profesionales siguen sin sentarse a firmar un nuevo convenio colectivo, todo el toreo sigue a la espera de saber los planes de José Tomás. De momento, el único torero en activo que garantiza la salud de las taquillas.

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