Las cajas de ahorros han cercenado sus visitas a la barra libre de liquidez abierta por el Banco Central Europeo (BCE) para salvar al sector financiero.
A pesar de los problemas de liquidez que han atravesado estas entidades, parece que poco a poco van consiguiendo equilibrar ligeramente sus cuentas. O, al menos, ya no necesitan tantas inyecciones de dinero barato.
En el último año, las cajas han recortado en un 27% las cantidades que tienen en depósitos del BCE, al haber pasado de 39.529 millones de euros en febrero de 2010, a 28.894 millones al cierre del mismo mes en 2011, último periodo con cifras oficiales.
Este dinero son las garantías que las entidades se ven obligadas a depositar en el organismo dirigido por Jean Claude Trichet cada vez que le piden dinero para poder continuar con su operativa.
La reestructuración del sector, que ha rebajado a una tercera parte el número de entidades, sumado a los ingentes ejercicios de saneamiento que han hecho las cajas para cumplir los nuevos requisitos de solvencia, explican, en parte, este cambio de tercio.
De hecho, ha sido en los primeros dos meses de este ejercicio, es decir, desde que el Ejecutivo anunció los nuevos requisitos de solvencia, cuando se ha recortado de manera masiva el importe de estos depósitos, ya que al cierre de 2010 superaban los 40.000 millones.
Nuevas vías de financiación
Fuentes del mercado explican que a este ejercicio de saneamiento se han sumado otros tres importantes factores: la búsqueda de liquidez en los propios clientes (la famosa guerra del pasivo), los menores vencimientos previstos para este año y la nueva vía abierta con las Cámaras de Contrapartida.
Estos organismos actúan como intermediarios entre entidades, facilitando la compra y venta de activos (deuda, cédulas hipotecarias...) al exigir menos colaterales (garantías).
Fue a partir del pasado agosto cuando, gracias a las gestiones que ha llevado a cabo la CECA (Confederación Española de Cajas de Ahorros) para buscar nuevas vías de liquidez, estas entidades pudieron empezar a acudir a estos organismos.
A cambio de facilitar estas inyecciones, que en algunos casos no podrían obtenerse con los criterios que impone el BCE, las Cámaras de Contrapartida cobran mayores comisiones.
No obstante, fuentes del sector aseguran que el progresivo interés de las cajas de ahorros por esta nueva vía de financiación responde, sobre todo, a una estrategia de diversificación.
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