Los fondos extranjeros renuevan el apetito por FCC con la llegada de Béjar al poder

    • La constructora negocia con Guggenheim Partners tras haber mantenido contactos con otras firmas, como KKR y Carlyle, en los últimos meses.
    • Sobre la mesa está la posibilidad de tomar una participación en B-1998, la sociedad instrumental de Esther Koplowitz, o entrar en alguna filial.
R.Ugalde
R.Ugalde

La cúpula de FCC está en plena ebullición. La constructora controlada por Esther Koplowitz ultima el relevo del actual presidente ejecutivo, Baldomero Falcones, por el su homólogo en Cementos Portland, Juan Béjar, quien será el nuevo consejero delegado y, por tanto, el nuevo hombre del grupo.

Un cambio de timón que lleva gestándose desde el año pasado y que cuenta con el visto bueno de los grandes fondos internacionales, viejos conocidos de Béjar, en cuyo curriculo figura haber llevado las riendas del fondo de infraestructuras de Citi, y más que probables nuevos aliados de la compañía.

De hecho, en los últimos meses la constructora ha mantenido contacto con varias firmas interesadas tanto en entrar en el capital de B-1998, sociedad instrumental a través de la cual Koplowitz controla el 57% del capital de FCC, como en adquirir todo o perte de alguna de las filiales que tiene el grupo.

Según ha podido confirmar lainformacion.com, KKR y Carlyle figuran entre los nombres que se han acercado a la constructora, aunque ahora parece haberles ganado la mano Guggenheim Partners, con quien FCC ha reconocido estár analizando posibles colaboraciones.

No obstante, la confirmación de Béjar como primer ejecutivo del grupo reactivaría el apetito de viejos pretendientes, para quienes el ejecutivo español es una garantía de negocio.

De hecho, la sola noticia de que va tomar el relevo a Falcones ya ha reactivado el interés, según las mismas fuentes, y el primer ejemplo es la subida del valor ayer en bolsa, cuando se revalorizó un 6%.

El problema para cerrar cualquier operación, como suele ocurrir en estos casos, es el precio. Ya en el pasado, todas las negociaciones que hubo para entrar en B-1998 terminaron fracasando por este motivo, ya que la empresaria pedía un importe que prácticamente doblaba al valor en bolsa de los títulos de la empresa.

Este mayor importe que exige la empresaria se debe a que ella ya pagó un precio más elevado del de mercado en la última compra de acciones que llevó a cabo en su sociedad instrumental.

Fue en julio de 2010 cuando se hizo con el 5,7% de la familia Peugeot a un precio medio de 22,5 euros por acción, frente a los 18,7 euros que valían en el mercado en esos momentos y frente a los 11,21 euros en que cerraron a ayer.

Sin embargo, la necesidad que tiene Koplowitz de encontrar un socio es casi imperiosa, ya que su participación en la constructora tiene asociada una deuda de más de 1.000 millones de euros, cuyo principal acreedor es BBVA.

A la alternativa de buscar un socio se suma la de dar entrada a inversores en filiales de la entidad, donde cuenta con algunas joyas como su división de agua, o buscar financiación con fórmulas como la aplicada el pasado verano en Portland.

Entonces, la cementera captó 350 millones en Estados Unidos con una emisión de bonos realizada a través del fondo de inversión del grupo estadounidense Blackstone y que fue asesorada, precisamene, por BBVA.

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