Los vinos extranjeros pugnan por abrirse mercado en la India

  • La industria vinícola internacional intenta abrirse mercado en la India pero se enfrenta a grandes obstáculos, sobre todo a unos aranceles comerciales que llegan a multiplicar por cinco el precio de una botella de vino importado.

Pau Miranda

Nueva Delhi, 15 dic.- La industria vinícola internacional intenta abrirse mercado en la India pero se enfrenta a grandes obstáculos, sobre todo a unos aranceles comerciales que llegan a multiplicar por cinco el precio de una botella de vino importado.

"El arancel básico es de un 150 por ciento del valor de la botella, pero a eso hay que irle añadiendo los impuestos regionales y al final se llega a casos en los que el precio se quintuplica", explica la consejera comercial española en la India, Teresa Solbes.

Las trabas comerciales -que van más allá de los aranceles- son el principal pero no el único desafío que afrontan los importadores de vino a la India, un mercado de enorme potencial que ahora apenas está despertando.

"Estamos vendiendo aquí seis veces menos de lo que vendemos por ejemplo en Vietnam, que es un mercado de solo 80 millones (la India tiene más de 1.200)", afirma el responsable de la oficina comercial chilena en Nueva Delhi, Néstor Riveros.

"El potencial es tremendo, sobre todo una vez que aumente el turismo, porque hoy en día un turista paga en la India lo que serían cinco botellas en Tailandia, Malasia o Singapur", añade Riveros.

Los indios van abriéndose progresivamente al consumo de vino y de alcohol en general, "pero aún es algo que no siempre casa bien con su cultura vegetariana y tradicionalmente abstemia", recuerda Solbes.

En supermercados -al menos en los pocos que venden vino- y restaurantes es habitual encontrar con facilidad caldos de producción local, mientras que las botellas importadas son escasas y alcanzan precios prohibitivos, incluso para la clase media.

Según un informe del Ministerio de Industrias Alimentarias, la ingesta de vino per cápita en la India es "apenas poco más de lo que contiene una jeringuilla, pero hace diez años el mercado vinícola ni siquiera existía y está creciendo a un 22% anual".

Las nuevas generaciones de jóvenes urbanos empiezan a cambiar de costumbres y a seguir pautas gastronómicas nuevas que incluyen la degustación de una bebida que se percibe como sofisticada y moderna.

Dentro de ese nuevo consumo, sin embargo, los caldos importados representan aún una proporción mínima, ya que de los 15 millones de litros que se consumirán este año en el gigante asiático, poco más del 10% proviene de exterior.

Algunas bodegas locales, especialmente del suroeste del país, están aprovechando el tirón para cubrir la demanda interna y sacan partido de las dificultades burocráticas y arancelarias que sufren los productores extranjeros.

Los importadores -Francia, Italia, Chile, Australia o España- afirman que no quieren traer productos de gamas bajas, sino que compiten por cubrir las gamas medias y altas que no están cubiertas por los productores indios.

Las importaciones crecen y, de acuerdo con el Ministerio de Comercio, el pasado año fiscal la India compró vino por valor de casi quince millones de dólares, un 56% más que en el ejercicio anterior.

Desde la empresa Prestige Wines, participada por la Bodega española Torres, explican que en los últimos cinco años el crecimiento de las importaciones fue menor del esperado, pero que este ejercicio está siendo positivo.

Los productores extranjeros coinciden en remarcar que el crecimiento del vino como producto va indisolublemente asociado al mayor conocimiento de los diferentes países productores y a la "marca" que cada país tiene.

"El vino llega a la mesa con el nombre del consumidor, así que ayuda a promover la imagen de Chile como proveedor de otros productos. Estamos generando una imagen corporativa", dice Riveros desde la oficina comercial de su país.

Desde Torres, un responsable explica que el vino español se está poniendo de moda y que recibe el impulso de otros ámbitos relacionados con España, como la gastronomía, la imagen de ciudades españolas e incluso los equipos de fútbol.

En general, hay cautela respecto a una posible rebaja de los aranceles -de la cual los responsables comerciales indios no han querido hablar a Efe-, pero entre los importadores se respira cierto optimismo respecto a una progresiva rebaja de las barreras.

Los aranceles del vino son uno de los principales obstáculos en la negociación entre la Unión Europea y la India para establecer un tratado de libre comercio.

"Parece que están abiertos a transigir con una rebaja arancelaria. Al menos se lo están pensando", dice con precaución Teresa Solbes.

Mientras lo piensan, el vino sigue siendo un placer (para algunos) casi prohibido en la India.

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