Mal día para visitarnos, señor Trichet

  • Jean Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, estará hoy en España y más nos vale que no le dé tiempo a leer a fondo los periódicos nacionales. Justo cuando el hombre que decide si suben o bajan las hipotecas pisa suelo español, la prensa salmón acumula malas noticias sobre el país.
Trichet considera la caída del precio del crudo una "buena noticia" para la inflación
Trichet considera la caída del precio del crudo una "buena noticia" para la inflación
Álex Medina R.

Un crecimiento bajo, la inflación en máximos, una negociación colectiva que no parece que vaya a avanzar en la desvinculación de salarios e IPC, las nuevas dudas sobre Grecia y su efecto contagio en la península... A Trichet no le va gustar demasiado lo que leerá hoy sobre la economía española.

Y, como si las noticias locales no fueran suficientes, el máximo responsable económico de la Zona Euro supo ayer que ya le han buscado candidato para sucederle a partir del 1 de noviembre.

Será el italiano Mario Draghi, presidente del banco central de su país, quien ya ha recibido el visto bueno de las potencias que deciden en estos casos: Francia y Alemania.Pese a que su marcha estaba descontada, nunca es agradable que se hable más de tu sustituto que de ti mismo.

Trichet participa en unas jornadas organizadas por KPMG en Madrid que abordarán la reforma del sector financiero español. A su lado estará Miguel Ángel Fernández Ordóñez, su homónimo nacional, y algunos grandes nombres de la banca. Sobre la mesa, el futuro de las cajas de ahorro y su nuevo papel en el sistema, más transparente de cara a los inversores internacionales.

Pero Trichet seguro que torcerá el gesto ante cualquier dossier de prensa que llegue a sus manos. Para empezar, ahí estará el último dato oficial de inflación de abril, que salió ayer y que situó la escalada de los precios en España en una tasa interanual del 3,8%, casi el doble de la cifra mágica que supone la calma en materia inflacionista: el 2%.

Para el responsable del organismo regulador europeo, el crecimiento de los precios es el principal enemigo y su justitificaicón recurrente para elevar los tipos de interés en la eurozona.

Así que una inflación en esos niveles sólo añadiría más fuego a sus intenciones para el corto y el medio plazo respecto a los tipos de interés, que seguirán al alza y que, por lo tanto, arrastrarán hacia arriba al euríbor, indicador de referencia para las hipotecas y préstamos en general.

La segunda página del dossier de prensa incorporaría el dato sobre el crecimiento de la economía española durante el primer trimestre, que el INE hace público esta misma mañana. Si no hay sorpresas (que no suele haberlas), la cifra rondará el 0,7% de avance interanual y el 0,2% trimestral, que son los números aportados por el Banco de España hace unos días. Seguro que a Trichet tampoco le gusta nada.

Del FMI a los convenios

La tercera página se parece a la anterior y recoge las últimas estimacines del Fondo Monetario Internacional sobre la situación en Europa y España, conocidas ayer. Las sensaciones serán mixtas, ya que por un lado el organismo internacional valora el esfuerzo  en la toma de medidas e incluso mejora en dos décimas (hasta el 0,8%) su previsión de crecimiento para España en 2011. Aún está lejos del 1,3% que prevé el Ejecutivo socialista, pero va subiendo poco a poco.

Pero, por otro, el FMI señala que el ajuste de Zapatero es el que más daño está haciendo al avance del PIB propio de entre los países europeos y lanza la voz de alarma sobre la "generación perdida" que se está creando en España por culpa del paro juvenil. 

Todavía le quedará a Trichet una cuarta página: la negociación colectiva. Más sensación agridulce. Por un lado, Trichet tendrá que admitir que España al fin ha reformado el sistema que rige los convenios laborales, tal y como le reclamaban los organismos internacionales; por el otro, no parece que el acuerdo definitivo recoja la clásica petición de Trichet de que se vinculen las subidas salariales a la productividad y no a la inflación. De nuevo, la inflación, esa vieja obsesión del BCE.

Y España, con un 3,8% de aumento, nada menos.

 

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