Al menos 3.000 agricultores, procedentes de la isla de Creta (sur), se congregaron en la plaza Sintagma, frente al Parlamento. Y según uno de ellos, Manolis Lambrakis, de 22 años, 20 autocares debían unirse a ellos desde el norte del país.
El gobierno izquierdista de Alexis Tsipras se comprometió a adoptar nuevas medidas de austeridad a cambio de seguir recibiendo la ayuda financiera de sus acreedores.
Una reciente decisión gubernamental prevé la supresión de las ventajas fiscales de las que gozaban los agricultores. Los acuerdos cerrados con los acreedores incluye una tasa especial sobre el vino.
El ejecutivo prevé además una reforma de las pensiones que también debería castigar a los agricultores, según su sindicato.
"Todas esas tasas no dejan ningún beneficio y aumenta mucho el coste de producción", opina Lambrakis.
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