Nueva Rumasa se financiaba con facturas falsas que cobraba en los bancos

  • Nueva Rumasa creó como otra fórmula de financiación "facturas falsas o documentos de cobro para ser descontados en las líneas de crédito que tenían abiertas en diferentes entidades financieras como el Banco Santander", según la auditora interna de Nueva Rumasa, Francisca Rodríguez.

Madrid, 23 feb.- Nueva Rumasa creó como otra fórmula de financiación "facturas falsas o documentos de cobro para ser descontados en las líneas de crédito que tenían abiertas en diferentes entidades financieras como el Banco Santander", según la auditora interna de Nueva Rumasa, Francisca Rodríguez.

En su declaración del pasado 20 de diciembre ante la Brigada de Blanqueo de Capitales a la que ha tenido acceso Efe, Rodríguez añadió que en algún momento se utilizó la misma factura en dos ocasiones y se hicieron facturas por servicios no prestados.

Este tipo de operativa, aseguró, era conocido en la familia Ruiz-Mateos como operaciones "fuelle" y era "un tipo de papel pelota".

La auditora se refiere a una práctica en la que se encadenan las facturas entre una sociedad y otra, y que finalmente ninguna de ellas acaba pagando.

Entre los movimientos que observó en su labor como auditora, Rodríguez afirmó que hasta el 15 de abril de 2011 Bardajera, la empresa que gestionaba la caja única de Nueva Rumasa, recibió desde su constitución 673 millones de euros del resto de sociedades del grupo Nueva Rumasa.

Detalló también que Bardajera prestó un importe similar a estas sociedades, incluidas las patrimoniales de la familia Ruiz-Mateos.

La auditora subrayó que, entre estos préstamos, destaca la operación con Janer&Baily, sociedad que recibió 78 millones de Bardajera, y que fueron sacados en efectivo a través de la cuenta que esta sociedad tenía en el Banco Etcheverría, sin que la auditora supiera su destino.

Según ha detallado, el apoderado de Janer&Baily era Rufino Martín-Maestro, pero Javier Bertolá y Alfonso Espinosa eran las personas que sacaban el dinero en efectivo de la entidad bancaria, quienes trabajaban "en la casa de Somosaguas a las órdenes directas de Francisco Javier Ruiz-Mateos.

En su declaración, Francisca Rodríguez quiso manifestar que como profesional auditora desde hace más de 25 años la situación de las sociedades Clesa, Carcesa, Grupo Dhul, Hibramer y la división hotelera de Nueva Rumasa "era del todo incompatible con la emisión de pagarés, sobre todo con ese tipo de interés".

A su juicio, la familia Ruiz-Mateos era "plenamente consciente de la mala situación empresarial de las mismas y del riesgo que corrían de no poder devolver no sólo el principal, sino también los intereses vencidos".

Los Ruiz-Mateos captaron a 4.110 inversores que destinaron 337 millones de euros a las 13 emisiones de pagarés de Nueva Rumasa, de las cuales -según la publicidad- algunas de las emisiones prometían rentabilidades de entre el 10 % y el 8 %.

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