¿por qué les cuesta diferenciar la 'b' de la 'd' a los niños que están aprendiendo a leer?


Un hallazgo realizado por el equipo de Grégoire Borst, del laboratorio de psicología del desarrollo y la educación del niño del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) de la Universidad Paris-Descartes, podría desvelar a qué se deben las dificultades que encuentran muchos niños cuando están aprendiendo a leer para diferenciar las letras simétricas como la ‘b’ y la ‘d’ y la ‘p’ y la ‘q’.
Los resultados de la investigación, que han sido publicados en el portal de Internet de la revista internacional ‘Psychonomic Bulletin & Review', podrían tener una aplicación práctica para la mejora de los ejercicios para alumnos que tienen dislexia, que también presentan ese problema a la hora de leer.
La clave, según los investigadores franceses, se encontraría en las importantes transformaciones que experimenta el cerebro durante la etapa de aprendizaje, en concreto en relación con una tarea tan compleja como es la lectura. Cuando se aprende a leer se empieza con el descubrimiento del elemento central de la lectura y la escritura, las letras. “Zonas del córtex visual dedicadas al reconocimiento de objetos se especializan en diferenciar las letras”, explica Borst.
Las regiones del cerebro que se encargan de reconocer casas, caras o animales no son las mismas. La consagrada al reconocimiento de animales parece tener un papel crucial en la lectura, aunque de momento se desconoce la razón. “Es la misma en diferentes idiomas, e incluso para los caracteres kanji del japonés”, subraya el investigador.
Reconocer un cordero e identificar la letra ‘m’ son tareas muy diferentes, sin embargo, las dos se consiguen mediante un proceso cerebral que los expertos denominan ‘reciclaje neuronal’, aunque las neuronas responsables conservan sus propiedades originales, sobre todo una de ellas, denominada ‘generalización en el espejo’. Gracias a esa habilidad, “si se muestra un objeto a una persona, y después el mismo en un espejo, su cerebro reconocerá su similitud”, explica Borst, lo que es útil para identificar objetos o seres desde diferentes ángulos de visión, pero no ayuda a diferenciar dos letras cuando son simétricas, como ocurre con la ‘b’ y la ‘d’ y la ‘p’ y la ‘q’.
APLICACIÓN A LA DISLEXIA
Los investigadores franceses acaban de demostrar, gracias a la proyección sucesiva de parejas de letras e imágenes simétricas, que incluso lectores experimentados adultos conservan esta capacidad de ‘generalización en el espejo’, pero sus cerebros la desactivan de forma temporal cuando leen para evitar los errores. En los experimentos observaron que “después de realizar ejercicios que consistían en diferenciar letras simétricas del tipo ‘b’ y ‘d’ en un espejo, lectores experimentados adultos necesitaban un poco más de tiempo para determinar si las imágenes de animales simétricas mostradas en ese mismo espejo eran idénticas”, explica Borst. Esto se debe a que se necesita un tiempo para que el cerebro reactive la capacidad de ‘generalización en espejo’.
Este descubrimiento podría tener una aplicación práctica. “En el caso de la dislexia hay una dificultad particular para diferenciar las letras simétricas en un espejo”, subraya el investigador. Las experiencias que ha llevado a cabo con niños disléxicos parecen confirmar que eso se debe a ‘la generalización en espejo’. “Es como si estos niños tuvieran más dificultad para bloquear este sistema (a la hora de leer) y reactivarlo después, señala el investigador. El interés de este descubrimiento es que podríamos crear actividades pedagógicas que permitan aprender a bloquear la generalización en espejo”, lo que ayudaría a niños con dislexia a mejorar en lectura, concluye.

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