Sánchez Galán se pone a la altura de Florentino Pérez

  • Desde ayer, Ignacio Sánchez Galán se puede colgar una de las medallas que desde Iberdrola, la empresa que dirige, se suele adjudicar a su gran rival, el presidente de ACS, cuando se le tacha de actuar como un fondo de capital riesgo puro y duro.
Iberdrola propone absorber su filial de renovables
Iberdrola propone absorber su filial de renovables
E.Utrera/R.Ugalde

Como si de una operación de capital riesgo se tratara, Iberdrola ha exprimido todo el juego posible a su filial Renovables, para más gloria de la matriz y gran pérdida de los minoritarios.

Hace apenas tres años, en diciembre de 2007, la eléctrica sacó a cotizar el 20% de Iberdrola Renovables a un precio de 5,3 euros por acción. Ahora, ha aprobado absorberla un 43% más barato, a 2,97 euros por título.

Suma y sigue, porque en medio de este movimiento acordeón, la compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán se va a embolsar un jugoso dividendo extra de 4.020 millones, una lluvia de dinero especialmente atractiva con el actual cierre del grifo crediticio, y el verdadero motivo de que haga esta operación.

Para terminar de rizar el rizo, aunque la empresa asegure ahora a los minoritarios de Renovables que la apuesta por la energía verde va a seguir siendo una máxima, la realidad indica que Iberdrola ha rebajado sus inversiones en este negocio en nada más y nada menos que en 2.600 millones de euros, según reconoció en su reciente investors day.

Con esta decisión, Sánchez Galán pierde credibilidad ante una gran parte de la comunidad inversora, que le consideraba lo más parecido a un gestor infalible e implacable en la tarea de crear valor para el inversor de a pie.

Hay varias razones para esa pérdida de credibilidad:

La primera, que la absorción de renovables se produce apenas tres años después de la salida a bolsa, es decir, en muy poco tiempo.

La segundo es que, si hubiera podido, Sánchez Galán habría colocado entonces a su filial a 7 euros, el precio máximo contemplado en la horquilla de la OPS y que, de haberse alcanzado, habría supuesto ahora un palo todavía mayor para los minoritarios.

En 2007, con tal de colocar la filial a un valor de mercado como el que tenía Repsol en bolsa, Galán salió públicamente en defensa de este negocio que ahora relega, e incluso negó cualquier posibilidad de burbuja verde.

Y eso, a pesar de que muchos analistas y gestores consideraban que Renovables no valía ni 20.000 millones de euros, como el tiempo y el mercado ha terminado demostrando (ahora vale 11.559 millones).

Para colmo, los inversores que se creyeron las palabras de Galán -éste llegó a cifrar entre 27.000 y 28.000 millones el valor de su filial- nunca han tenido la oportunidad de recuperar la inversión, porque la cotización de Renovables cayó desde el primer día.

Con todo estos argumentos, el hasta ahora infalible Galán ya esté en el saco de los directivos españoles que han excluido a sus filiales de bolsa con una condiciones, cuanto menos, controvertidas y poco ortodoxas con sus accionistas.

Un particular Olimpo cuyos ejemplos más recordados son el presidente de Telefónica, César Alierta, por las operaciones de Terra, Telefónica Móviles y TPI, y su homólogo en Ferrovial, Rafael del Pino, por Cintra.

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