Seúl acepta reunirse con Kim pero se niega a cancelar sus maniobras militares

  • La presidenta surcoreana, Park Geun-hye aceptó hoy reunirse con Kim Jong-un pero sin ceder a las condiciones previas que exige Pyongyang, al tiempo que Seúl y Washington preparan unas maniobras militares que prometen elevar la tensión en la península.

Seúl, 12 ene.- La presidenta surcoreana, Park Geun-hye aceptó hoy reunirse con Kim Jong-un pero sin ceder a las condiciones previas que exige Pyongyang, al tiempo que Seúl y Washington preparan unas maniobras militares que prometen elevar la tensión en la península.

"Puedo reunirme con quien haga falta si es necesario para abrir el camino a la unificación pacífica" de la península coreana, dijo en una rueda de prensa celebrada en Seúl la jefa de Estado, que recomendó al Norte adoptar una postura de diálogo "abierta y sincera".

Park dijo que en caso de celebrarse una cumbre intercoreana se podrían poner sobre la mesa temas como el programa nuclear del régimen de Kim Jong-un o las sanciones unilaterales que Seúl mantiene sobre Pyongyang a raíz del hundimiento de una corbeta surcoreana en 2010, del cual se acusa a un submarino norcoreano.

No obstante, dejó claro que no aceptaría las condiciones que en su momento exigió Pyongyang para un hipotético encuentro.

En su reciente discurso de Año Nuevo, Kim Jong-un dijo estar dispuesto a reunirse con Park si se cumplían requisitos como la cancelación de los ejercicios militares conjuntos que Seúl y Washington llevan a cabo en territorio surcoreano y que Corea del Norte considera un ensayo para invadir su territorio.

Lejos de aceptar las exigencias norcoreanas, los dos aliados informaron hoy de que celebrarán a partir de mañana unas maniobras navales de dos días de duración en la costa oriental surcoreana en las que intervendrán destructores equipados con el sistema de defensa para misiles balísticos Aegis.

Esta semana Corea del Norte había instado directamente a EEUU a abandonar todos los ejercicios previstos para este año e insinuó que a cambio detendría momentáneamente sus pruebas nucleares, una oferta calificada de inaceptable por el Departamento de Estado "por ligar unas maniobras que son rutinarias a un ensayo atómico".

El pasado noviembre Corea del Norte amenazó con realizar una nueva prueba nuclear subterránea en respuesta a una resolución de la ONU que busca juzgar en la Corte Penal Internacional (CPI) las violaciones de los derechos humanos del régimen.

Sin embargo, ni expertos ni agencias de inteligencia han detectado nada en las instalaciones de Pungye-ri -complejo en el noreste del país, donde el régimen ha llevado a cabo sus tres pruebas nucleares hasta ahora- que indique que se prepara nuevamente la detonación de un artefacto atómico bajo tierra.

Pese a la relativa voluntad de acercamiento mostrada por Pyongyang y Seúl en este arranque de año, la falta de avances reales en los temas que dividen a ambas partes hace dudar a los expertos sobre la posibilidad de que las dos Coreas, técnicamente en guerra desde hace casi 65 años, mejoren sus relaciones a corto plazo.

Otro asunto que amenaza con empeorar el clima en la península es el envío de globos a Corea del Norte con DVD de la polémica película "The interview", calificada por Pyongyang como una "declaración de guerra", que un grupo de activistas planea realizar este mes.

Pyongyang ha exigido a Seúl prohibir estas campañas si quiere mejorar los lazos bilaterales, pero Corea del Sur defiende que hacerlo iría en contra de la libertad de expresión.

De hecho, la presidenta surcoreana calificó hoy de "apropiadas" las nuevas sanciones que Estados Unidos impuso a Corea del Norte, país al que acusa de realizar un ciberataque sobre Sony Pictures por producir esta comedia, en la que se narra un complot para asesinar a Kim Jong-un.

Además, Park instó nuevamente al Norte a que acepte celebrar reuniones de familias separadas desde la guerra de Corea (1950-1953) en torno al próximo 19 de febrero, cuando se celebra en la península coreana el Año Nuevo lunar, una propuesta que Seúl puso sobre la mesa hace dos semanas y sobre la que Pyongyang no se ha pronunciado.

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