Sócrates supera la moción de censura gracias a la abstención conservadora

  • Lisboa.- El primer ministro socialista de Portugal, José Sócrates, superó hoy, gracias a la esperada abstención de la oposición conservadora, la moción de censura presentada por la izquierda marxista ante la crisis económica y social del país.

Sócrates supera la moción de censura gracias a la abstención conservadora
Sócrates supera la moción de censura gracias a la abstención conservadora

Lisboa.- El primer ministro socialista de Portugal, José Sócrates, superó hoy, gracias a la esperada abstención de la oposición conservadora, la moción de censura presentada por la izquierda marxista ante la crisis económica y social del país.

El principal partido de oposición, el Social Demócrata (PSD, centro-derecha) y los democristianos del CDS-PP, tercera formación del Parlamento, evitaron con su abstención la caída del Gobierno en el segundo voto de censura que encara Sócrates desde que perdió la mayoría absoluta en las elecciones de septiembre de 2009.

Sócrates, que ha afrontado en total seis mociones como ésta desde que asumió el cargo en 2005, sólo obtuvo el respaldo de su Partido Socialista (PS), que cuenta con 91 de los 230 escaños de la Asamblea, y fue reprobado por las tres fuerzas políticas situadas más a su izquierda, que suman 31 representantes.

El marxista Bloque de Izquierda (BI), el cuarto partido en la Asamblea con 16 diputados, presentó la moción contra el Ejecutivo por considerarlo responsable del "desmantelamiento" del Estado social en Portugal, según explicó su líder, Francisco Loucá.

"Es un Gobierno que sabotea la recuperación económica", criticó Loucá al tiempo que se lamentó de la subordinación de Portugal a una agenda europea que amenaza el bienestar de los portugueses.

El primer ministro se defendió con un ataque al "radicalismo político y la irresponsabilidad" que supone plantear una censura al Gobierno en medio de la crisis que vive la nación, presionada por los altos intereses que exigen los inversores para refinanciar su deuda soberana.

Sócrates abogó por actuar con prudencia y realismo y atribuyó la complicada situación del país a la especulación de los mercados, la indecisión de las instituciones europeas para atajar la crisis de la deuda y el ataque especulativo al euro.

También se lamentó de la abstención de los conservadores y señaló que la moción de censura necesitaba un rechazo "claro y rápido" para no perjudicar al país.

Pero a juicio del Partido Social Demócrata, la presentación de la moción fue "surrealista" por no tener de antemano ningún efecto práctico y el partido marxista que la planteó actuó de forma "infantil e hipócrita".

Los democristianos del CDS-PP (Centro Democrático Social-Partido Popular), que cuentan con 21 diputados y son aún más críticos con Sócrates que el PSD, justificaron por razones semejantes a las esgrimidas por los conservadores la abstención en la "moción de ternura", como la denominó su líder Paulo Portas.

Sin embargo, el Bloque de Izquierda defendió la propuesta de censura a Sócrates por la necesidad de rechazar las políticas que "están en la matriz de un fracaso que condena a Portugal".

La reducción de los subsidios sociales con la política de austeridad del Ejecutivo socialista y la normativa laboral que facilita el despido son dos de las medidas anticrisis que el BI considera más peligrosas.

Louca también denunció el pacto entre el Gobierno y el PSD alcanzado en octubre pasado para aprobar los Presupuestos de 2011, que contiene el drástico plan de ajuste económico aplicado en Portugal para calmar los mercados y cumplir las exigencias de Bruselas.

Los comunistas lusos, con trece parlamentarios, y los verdes, con dos, apoyaron al BI y acusaron a Sócrates de minar las condiciones laborales de los portugueses.

La moción de censura dio lugar a un debate de cuatro horas en el Parlamento en el que los dirigentes de los seis partidos de la cámara intercambiaron acusaciones sobre las causas de la crisis económica y discreparon sobre la forma de afrontarla.

Portugal sufre una situación financiera sin precedentes en sus más de tres décadas de democracia, con los intereses de refinanciación de la deuda soberana por encima del siete por ciento desde hace casi un mes.

La carestía del crédito, unida al aumento de impuestos y el corte de la inversión y el gasto estatal con los que se intenta reducir el déficit público, han elevado el desempleo al 11 % y han puesto otra vez a la debilitada economía lusa al borde de la recesión.

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