Y los cantos de sirena... eran de pardelas

  • Caty Arévalo.

Caty Arévalo.

Ciudadela (Menorca), 26 jul.- Los acantilados del Norte de Menorca son el escenario de improvisados "conciertos" de cantos dramáticos que caen misteriosamente del cielo en las noches de verano.

Fascinados, los hombres de la mar atribuyeron a las sirenas esos enigmáticos sonidos escuchados cada año entre los meses de junio y julio.

La ornitología ya concedió los "derechos de autor" de esos cantos a la pardela cenicienta, 'Calonectris diomedea'; pero asistir al ritual reproductivo de este ave marina insignia de las islas españolas sigue siendo uno de los espectáculos naturales más mágicos del estío.

Los acantilados de la zona Red Natura de Menorca, "Costa Norte de Ciudadela", albergan una de las principales colonias reproductoras de pardela cenicienta del Mediterráneo, en la que se han llegado a contabilizar hasta 5.000 parejas.

Frente a ellos, miles de ejemplares se bañan en el mar formando balsas al atardecer en los días de luna nueva.

Vuelven de un viaje de varios cientos de kilómetros para alimentarse en el Levante ibérico, y esperan a que haga la noche para emprender el vuelo e ir "cayendo" sobre las rocosidades del acantilado en busca de sus nidos.

Hacen el descenso en grupos, cual lluvia de pájaros caídos del cielo, y al ritmo de sus cantos estridentes, parecidos al llanto de un bebé, "con los que anuncian a su pareja que vienen a sustituirle en el cuidado de su único huevo", detalla Pep Arcos, responsable del Programa Marino de SEO/BirdLife.

El ritual se repetirá hasta mediados de octubre, cuando esta viajera consumada emprenda un viaje migratorio que le llevará a pasar el invierno en tierras más cálidas de Argentina o Namibia.

Las que vuelvan a las islas españolas (Canarias, Baleares o Chafarinas) la próxima primavera lo harán tras superar una ruta migratoria plagadas de "amenazas" a lo largo de un círculo de más 40.000 kilómetros.

Algunas de ellas tienen carácter más global como la contaminación por mercurio, un metal pesado que acumulan en su organismo; o la sobreexplotación pesquera, que pone en peligro sus recursos alimenticios.

Pero la mayoría les acecharán en sus áreas de cría en España, que, además, es donde más contacto tienen con el medio terrestre.

Entre ellas, Arcos destaca las capturas accidentales en artes de pesca; la degradación urbanística del litoral y, por tanto, de su hábitat; la contaminación lumínica, que desorienta a los pollos cuando abandonan el nido; o la depredación por mamíferos introducidos en las islas como gatos asilvestrados o ratas.

Esta última causa es la responsable de que la colonia menorquina haya descendido un 40% en los últimos dos años, advierte Rafael Triay, de la Sociedad Ornitológica de Menorca.

"Las pardelas son muy torpes en tierra firme y muy sensibles a estos impactos, por eso hay que vigilar que no proliferen los depredadores, ya que causan una importante mortandad entre los adultos".

Al ser aves muy longevas, que llegan a vivir más de 30 años, y de reproducción lenta, esta mortandad "añadida" causa un declive en las poblaciones que no puede compensarse y a la larga puede conducir a la especie al borde de la extinción, alerta Arcos.

SEO/BirdLife también quiere trabajar con el sector pesquero para buscar soluciones técnicas que eviten las capturas accidentales, "que suponen un problema para las aves y también para los pescadores".

"A partir de marzo cuando la pardela vuelve a Menorca para emparejarse, si sueltas el cebo en el agua en los días de mucha luna la pardela irá tras él, y si se queda enganchada, el palangre se queda sobre el agua y no pescas", relata el pescador menorquín Pedro Marqué.

La clave para evitar las capturas accidentales, según la experiencia de este pescador, adherido al movimiento Slow Food, es "lanzar el palangre por la noche con poca luz, evitar los focos en cubierta que iluminen el barco y exciten a la pardela, o trabajar con una luz Led en la cabeza, que sólo ilumine tu trabajo".

Otra solución son las líneas espantapájaros.

Para trabajar con el sector pesquero y las administraciones en este tipo de soluciones hacia una gestión más sostenible de los ecosistemas marinos, SEO/BirdLife ha elegido a la parcela cenicienta Ave del Año 2013.

Y lo ha hecho en un año clave para la conservación de los mares españoles, cuyo futuro dependerá de dos decisiones políticas que se producirán a lo largo del año: la declaración de la Red Natura 2000 marina y la reforma de la Política Pesquera Común.

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