Así son los refugios de Goiri: de 400 m2 de casa en Bilbao a su retiro en la costa

  • El ejecutivo tenía 55 años cuando firmó una polémica jubilación anticipada de 52,5 millones de euros tras salir de BBVA. Después llegó Bankia.
Goirigolzarri, Bankia
Goirigolzarri, Bankia
EFE

El Gobierno, a través del FROB, daba ayer luz verde para colocar en el mercado un 7% de la participación del Estado en Bankia, una cuota valorada en 840 millones. Detrás de la nueva vida de la entidad, un hombre, su presidente, José Ignacio Goirigolzarri, con una brillante carrera financiera y que ha invertido sus millonarios ingresos con tanta discreción como su vida personal. De hecho, el presidente de la entidad financiera mantiene su residencia en un piso en Bilbao y una casa para relajarse a pie de costa.

De este hombre natural en Bilbao, de carácter afable y discreto, la hemeroteca apenas recoge titulares hasta que en 2012 aterrizó en Bankia para convertirse en el salvador de una entidad bancaria amenazada de muerte. Aunque su despacho está en el madrileño Paseo de la Castellana, no es titular de ninguna propiedad en la capital. La única vivienda que tiene a su nombre se encuentra en Bilbao, ciudad que le vio nacer en 1954 y en la que se casó con Isabel Artaza. En ella crecieron Josebe y Juan, sus dos hijos.

En la ciudad del Nervión es donde encontramos el hogar del actual presidente de Bankia. Fue en el 2000, año en el que fue nombrado consejero delegado del BBVA, cuando adquirió un piso a su nombre en el que figura como único propietario. Se trata de una vivienda de casi de 400 metros cuadrados y cinco dormitorios más dos de servicio en pleno centro de Bilbao. (en la calle Alameda de Urquijo, una calle que finaliza en el estadio de San Mamés –se reconoce forofo del Athletic- y que debe su nombre a Mariano Luis de Urquijo, embajador en Londres, primer ministro de Carlos IV y ministro con José Bonaparte). A pesar de su agenda trepidante, dicen quienes le conocen que siempre que puede vuelve a su ciudad y a pasear por su montes. Mientras, se conforma con caminatas por el parque del Retiro o la sierra de Madrid.

Goirigolzarri procede de una familia "normal" aunque él se confiesa un hombre "privilegiado". Hermano de gemelas e hijo de Victor y Emilia, amante de la Filosofía o de un plato de angulas o una tortilla de patatas, que veranea en Marbella, estudió en los jesuitas, aprendió de números en la Universidad de Deusto y de Finanzas y Planificación Estratégica en la Universidad de Leeds, en Reino Unido. Su primera oferta le llegó de la universidad en la que se formó, pero en 1978 decidió cambiar las aulas por un despacho en el BBV y, años después, en el BBVA, entidad en la que llegó a consejero delegado, aunque aspiraba a presidente. Aquella relación, que ya cumplía casi treinta años, se rompió en 2009 cuando Francisco González decidió seguir al frente del banco. Goiri, como le llaman sus colaboradores, tenía 55 años cuando firmó una polémica jubilación anticipada de 52,5 millones de euros.

Entonces cambió su apretada y vertiginosa vida en el despacho -que le obligaba a viajar a menudo por Latinoamérica, continente que recuerda con cariño- por la vida de un jubilado, eso sí, multimillonario. Tras 31 años trabajando en finanzas, tuvo que alejarse de la banca hasta 2012, año en el que fichó por Bankia por compromiso social. "Si no lo hubiera aceptado, no sé cómo hubiera reaccionado mi conciencia", dijo en una entrevista. A la primera que consultó fue a su mujer, que volvió a prestarle su apoyo, aún sabiendo lo difícil que es cumplir aquello de la conciliación familiar. Atrás quedaron esos años de 'destierro' en lo que alimentaba un blog reposado con sus reflexiones o en los que se reconvirtió en un empresario muy interesado en el mundo de los emprendedores. De ahí que constituyera la fundación Garum, un proyecto que bautizó como el ‘facebook de empresas’ y que ahora duerme el sueño de los justos esperando su regreso.

Retiro a media hora de Bilbao

Ese mismo año su mujer se convertía en la única administradora de Azatra S.L., una empresa que el matrimonio había creado en 1991 para la gestión de bienes inmuebles y adquisición de fincas y de la que ambos eran administradores solidarios desde 1991. Precisamente esta empresa es la titular de una vivienda de dos plantas adquirida en 1998 en la localidad costera de Plentzia, a tan solo media hora de Bilbao, y rodeada de un paisaje incomparable en el que seguro el presidente de Bankia podrá disfrutar de sus paseos. Cuentan sus colaboradores que algunos de estos paseos le han impedido estar al cien por cien en alguna rueda de prensa a la que llegó afónico. "Perdonen pero este fin de semana he salido a andar por la montaña y me ha caído una chupa tremenda', dijo.

Es difícil que Gorigolzarri falte al trabajo, por el que siente pasión. "No suele escaparse más que las fiestas nacionales. Las fiestas de Madrid, por ejemplo, se busca un acto en otra comunidad", cuentan. Tampoco es hombre de excesos. Ni siquiera en sus comidas, que suelen ser frugales. "Un poco de pescado y ensalada", cuentan. Este detalle nimio tiene su importancia. Con Goiri en Bankia se acabó una etapa, la de los gastos suntuosos a tiro de tarjeta black.

Goiri cumple este año un lustro al frente de Bankia en los que parece se ha consolidado su imagen de 'salvador' de la entidad gracias, aseguran, a su visión estratégica. El bilbaíno tira de su habitual amable estoicismo lleno de mensajes esperanzadores para hacer balance por dirigir una entidad que, tras recibir 22.424 millones de euros en ayudas públicas, parece caminar sola. ¿Cuál será su futuro? De momento, ha dicho, pasa por Bankia hasta que "los accionistas y el Consejo" quieran.

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