España arranca las transferencias exprés y 'low cost' en Europa junto a siete países

  • La banca se adhiere a la 'autopista' que permitirá efectuar movimientos de hasta 15.000 euros a otras cuentas desde el móvil y por 0,2 euros.
Bizum supera los 100.000 usuarios registrados
Bizum supera los 100.000 usuarios registrados
EUROPA PRESS

Las transferencias internacionales siempre han sido fuente de quebraderos de cabeza por el tiempo que el dinero tarda en moverse de una cuenta a otra y, a menudo, por onerosos cobros de comisiones. Con la creación del euro se instaló la idea de remover fronteras nacionales para los pagos. La nueva divisa arrancó como valor contable en 1999, tres años después entró en los bolsillos, en 2008 comenzó a aplicarse idénticas condiciones en el pago de tarjetas y algunas transferencias, pero ahora da un salto de escala con las transferencias 'exprés' y gratis o casi gratis.

España, junto a otros siete países europeos, arrancará el próximo día 21 las bautizadas como transferencias internacionales instantáneas -un sistema que permitirá mover dinero de una cuenta a otra antes de diez segundos y por un coste máximo de 0,2 euros-.

La mayoría de entidades financieras han certificado su disponibilidad técnica para empezar a ofrecer el servicio entre un colectivo de 585 bancos originarios de Alemania, Italia, Austria, Estonia, Letonia, Holanda, Finlandia y Lituania, según el European Payments Council creado en 2002 como foro de discusión de las diversas herramientas de pagos desplegadas con las que se tramitan más de 39.000 millones de pagos al año en el Viejo Continente.

La nueva ‘autopista’ permitirá, por ejemplo, que un estudiante desplazado a otro país para cursar un Eramus reciba fondos de un familiar en cualquier momento del día los 365 días del año a través de internet o el teléfono móvil. Su liquidación será instantánea y con un coste de arranque estimado para los bancos de 0,20 euros durante los primeros dos ejercicios y que a largo plazo podría elevarse a 0,50. La entidad será libre de trasladarlo posteriormente al cliente o ahorrárselo, en función de su política comercial, pero el proyecto sí aconseja que cualquier comisión sea, como máximo, igual al coste de prestar el servicio.

Dinamita el negocio de las transferencias intrapaíses

El Banco Central Europeo (BCE) demandó una estructura común para abaratar y agilizar al máximo el movimiento de recursos entre cuentas dentro de la Unión Europea, dinamitando la estructura y negocio más gravoso de las transferencias intrapaíses.

La banca española decidió tomar la avanzadilla con la creación de Bizum a finales de 2016 en una actuación casi inédita dado que rara vez el sector reúne fuerzas para lanzar proyectos comunes, prefiriendo competir con soluciones propias. Se acogió el proyecto como la fórmula para combatir la temida competencia de las fintech que han encontrado en los pagos electrónicos el mejor campo de juego para arrebatar negocio al sector financiero.

Al fin y al cabo, los pagos electrónicos son prestaciones financieras donde la tecnología da la ventaja de manera decidida: para prestar se necesita capital, para captar depósitos tener ficha bancaria y cumplir con los gravosos requerimientos de capital, y para otro tipo de servicios la banca cuenta con ventaja si se precisa asesoramiento o confianza de una marca financiera.

El servicio Bizum permite que los clientes de los bancos socios transfieran fondos a otras personas entre 0,50 y 500 euros desde el smartphone y buscando su nombre en la agenda telefónica, sin necesidad de conocer la larga numeración de la cuenta bancaria. La plataforma europea no es tan intuitiva y facilitará el mismo servicio, también desde el móvil o internet, pero sí exigirá conocer el número bancario IBAN para poder ordenar la transferencia.

La solución española aspira a tramitar 30.000 millones de euros en un plazo de cinco año. Nació con intención de atacar los pagos en efectivo, con la obsesión de llegar a sustituir al 80% de las transacciones en metálico. Pero en su hoja de ruta figuran también los pagos a empresas, donde la banca se plantará batalla a sí misma porque ahí la competencia es la tarjeta bancaria. Ahora bien, la disyuntiva es ¿canibalizarse o dejarse arrebatar tarta de negocio?

Mostrar comentarios