La Asamblea francesa, con gran tensión, vota seis meses más de estado de emergencia

Seis días después del atentado de Niza, la Asamblea Nacional francesa dio luz verde la noche del martes al miércoles al artículo que prolonga otros seis meses el estado de emergencia en un clima enrarecido por las acusaciones de la oposición de laxismo en la lucha antiterrorista.

Como reclamaba parte de la derecha, los diputados han alargado seis meses el estado de emergencia, hasta el final de enero de 2017, posibilidad que contaba con el acuerdo del presidente François Hollande.

El Gobierno socialista había previsto en principio una prolongación de tres meses como una "respuesta potente" al terrorismo, en palabras del primer ministro, Manuel Valls.

Este régimen que facilita los registros y los confinamientos está vigente en Francia desde los ataques yihadistas del 13 de noviembre de 2015 en París. Es la primera vez desde la guerra de Argelia (1954-1962), cuando este régimen de excepción rigió casi ocho meses, que el estado de emergencia dura tanto en Francia.

En un hemiciclo casi lleno, el primer ministro Manuel Valls volvió a denunciar las críticas a veces "vergonzosas" de la oposición, e instó a "mantenerse juntos" ahora que "merodean los populismos"

A riesgo de ser tachado de "fatalista" por sus detractores, primer ministro Manuel Valls advirtió una vez más de que habrá "otros atentados" en Francia y la gente deberá "aprender a vivir con la amenaza".

"Aunque estas palabras son difíciles de pronunciar, es mi deber hacerlo: habrá otros atentados y más inocentes muertos", dijo Valls ante los diputados durante el debate sobre la prolongación del estado de emergencia.

"No debemos acostumbrarnos, pero debemos aprender a vivir con la amenaza", añadió Valls.

El presidente francés, François Hollande, que se encontraba de visita en Portugal, se mostró favorable el martes a prolongar este régimen de excepción hasta seis meses.

"Los terroristas nos quieren dividir, separar, enfrentarnos a unos con otros", declaró Hollande. "Me anima un deber: que estemos unidos, que seamos capaces de reaccionar como conviene, con la fuerza necesaria", añadió.

El debate de los diputados la noche del martes era eléctrico, como lo será el de los senadores este miércoles. Desde la matanza del 14 de julio en Niza, la oposición conservadora no deja de criticar la actuación del gobierno socialista.

El lunes reclamó una comisión parlamentaria de investigación sobre la tragedia de Niza.

El partido de Los Republicanos, del ex presidente Nicolas Sarkozy, también defendía la prolongación del estado de emergencia y planteó como condiciones una duración mínima de seis meses y un endurecimiento de las medidas previstas en ese marco.

"Cuando ha habido un ataque del que no sabemos si habrá réplicas (...) mi responsabilidad y la del parlamento es prolongar el estado de emergencia, por tres meses, y estoy dispuesto a ir hasta tres meses más", declaró Hollande en Lisboa.

El proyecto de ley contempla restablecer la posibilidad de registros administrativos a cualquier hora del día o de la noche sin necesidad de autorización por un juez, así como el análisis de los datos de los ordenadores y teléfonos hallados.

El debate parlamentario podría centrarse en las exigencias de la derecha para endurecer todavía más las medidas, incluyendo centros de detención preventiva para las personas sospechosas de radicalización islamista.

Manuel Valls rechazó con fuerza el martes toda idea de instaurar una "legislación de excepción" y defendió que Francia siga siendo un Estado de derecho.

El atentado de Niza es la tercera matanza en Francia desde enero de 2015. Con las elecciones presidenciales en el horizonte, dentro de nueve meses, este ataque sigue atizando el clima político francés. Tanto la oposición conservadora como la ultraderecha acusan al gobierno socialista de ser poco severo frente a la situación.

El primer ministro fue abucheado el lunes en Niza durante la ceremonia de homenaje a las víctimas en el paseo de los Ingleses de esta ciudad turística del Mediterráneo, donde se produjo el atentado.

La tensión se ha exacerbado al acercarse las primarias de la derecha, en noviembre, que propicia la puja entre los principales rivales, el ex primer ministro Alain Juppé, el favorito, y Nicolas Sarkozy.

Un sondeo conocido el martes refleja un rechazo masivo de los franceses respecto a los principales candidatos potenciales. Un 73% no quieren "en ningún caso" que François Hollande sea reelegido y un 66% no desean la vuelta de Sarkozy a la presidencia.

Los investigadores confirmaron el lunes el "carácter premeditado" del atentado, "pensado y preparado" por el tunecino Mohamed Lahouaiej Boulhel. Cinco personas seguían detenidas la noche del martes, según una fuente judicial.

Entre los muertos en el atentado figuran 38 extranjeros de 19 países, según Exteriores. Unos treinta eran musulmanes, la mayoría franco-tunecinos, según un responsable de la comunidad musulmana de la región de Niza.

Pese a la reivindicación del grupo yihadista Estado Islámico (EI), "ningún elemento de la investigación demuestra hasta ahora la lealtad (y pertenencia) de Mohamed Lahouaiej Boulhel a la organización terrorista", declaró el fiscal de París, François Molins.

En cambio, el análisis de su computadora muestra que tuvo un "interés claro y reciente" por el islamismo radical, añadió Molins.

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