En Camboya, los "investigadores civiles" acorralan a los pedófilos

Hace dos horas que espera, fumando cigarrillo tras cigarrillo, al fondo de un callejón sombrío de un conflictivo barrio de Siem Riep: un "investigador civil" que ha ayudado a la policía camboyana a capturar a pedófilos en decenas de casos.

Su objetivo del día: un hombre occidental cuyo comportamiento con los niños ha levantado sospechas, lo que ha puesto en marcha el dispositivo de vigilancia.

"Cuando tenemos un sospechoso, enviamos a nuestros agentes a vigilar los alrededores para estudiar cualquier movimiento o actividad juzgados sospechosos", explica Meas, que dirige esta red de asociados de la policía en Siemp Reap, ciudad turística del centro de Camboya, donde se encuentran los templos de Angkor.

Meas, que pidió a la AFP la utilización de un seudónimo, trabaja para la oenegé Action Pour Les Enfants (APLE, "Acción Por Los Niños"), especializada en la captura de criminales y el apoyo a las víctimas de abusos.

El sureste asiático es una de las regiones más afectadas del mundo por los abusos sexuales a menores.

Desde 2003, Camboya ha lanzado una campaña destinada a corregir su imagen de refugio para pedófilos. Decenas de extranjeros han sido encarcelados por crímenes sexuales contra los niños o han sido expulsados a sus países para ser juzgados.

Según un estudio mundial publicado el jueves por más de 70 oenegés de todo el mundo, si bien se han llevado a cabo progresos, el turismo pedófilo sigue siendo "un fenómeno tenaz que corroe la región desde hace varias décadas".

En 2002, el arresto de la estrella del pop británica Garry Glitter, un pedófilo que vivió en la región durante años antes de ser investigado, marcó un antes y un después. En esa época, se detenía a menos de 10 personas cada año por hechos de pedofilia, según las autoridades.

El año pasado, las investigaciones de la APLE condujeron al arresto de 22 personas, pedófilos y cómplices suyos. La mitad eran camboyanos y la otra mitad, extranjeros.

"Incluso si la situación mejora, la lucha está lejos de haber terminado", considera Khoem Vando, responsable de APLE.

Los escándalos siguen sacudiendo a la región. En febrero, el director de un orfanato de Phnom Penh, exresponsable de APLE, fue condenado a 11 años de prisión por haber abusado de 11 menores en su establecimiento.

En la actualidad, las nuevas tecnologías suponen una complicación extra para los investigadores, pues permiten a los delincuentes sexuales preparar su viaje con antelación y ser menos visibles sobre el terreno.

"Los pedófilos extranjeros siguen apuntando a Camboya pero su modo de funcionamiento ha cambiado", agrega Khoem Vando.

Sin embargo, año tras año, la cooperación entre los países occidentales y las autoridades de la región permite cerrarle el cerco a los pedófilos.

El problema ahora es la falta de cooperación con los países asiáticos, de donde provienen la mayoría de los turistas de Camboya , como destaca un empleado de una oenegé en Bangkok que pidió el anonimato.

"En los últimos años, hemos tenido un cooperación correcta con varias embajadas", explica. "Pero no puedo decir lo mismo de Japón, China o Corea del Sur. Y ellos tienen una influencia mucho mayor en la región".

En ocasiones, el trabajo de los investigadores civiles se pone en tela de juicio. Algunos blogs de Camboya, la mayoría escritos por expatriados extranjeros, acusan a la APLE de apuntar contra hombres extranjeros, a veces inocentes, que en realidad quieren ayudar a los habitantes.

Pero para Meas, estas acusaciones carecen de fundamento. En un parque muy frecuentado por extranjeros interesados en niños de la calle, el investigador asegura que las investigaciones comienzan después de que se haya estudiado el caso durante mucho tiempo y con pruebas convincentes.

A unos metros de ahí, en un banco, un hombre toca el ukelele para dos niños camboyanos. "Es complicado", explica. "Quizá él sea completamente inocente pero es este el tipo de comportamiento que tenemos que vigilar", añade, antes de llamar a uno de sus agentes.

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