"Cancelada" la cumbre sobre acuerdo comercial entre UE y Canadá

La cumbre para firmar el acuerdo comercial entre la Unión Europea y Canadá (CETA), prevista inicialmente este jueves, está "cancelada", anunció a la AFP una fuente europea, cuando Bélgica intenta desbloquear el veto de algunos de sus gobiernos regionales a este tratado.

"La cumbre de hoy está cancelada. De momento, no tenemos fecha para otra cumbre. El próximo paso es que toda la UE esté en posición de firmar el acuerdo", subrayó esta fuente que pidió el anonimato.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, había anunciado horas antes la anulación de su viaje a Bruselas para esta cumbre, cuya celebración, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, consideraba el miércoles por la mañana "todavía posible".

Para poder aprobar este espacio de libre comercio de unos 550 millones de personas, la UE necesita el visto bueno de todos sus países miembros, pero Bélgica no ha podido dar todavía su aprobación, ya que varios de sus gobiernos regionales, entre ellos el de Valonia, rechazan el texto actual.

Las negociaciones entre el gobierno federal belga, dirigido por el liberal Charles Michel, y los gobiernos regionales se suceden día y noche desde comienzos de semana con el objetivo de desbloquear la situación.

"Esto puede avanzar rápidamente, si todas las partes tienen buena voluntad, pero recuerdo que [el resultado de las negociaciones] será sólo el acuerdo belga que deberán analizar nuestros 27 socios", aseguró a su llegada a una nueva reunión el jefe del gobierno regional valón, el socialista Paul Magnette.

Según Magnette, la cara visible del rechazo al CETA, hubo avances en varios puntos como en el controvertido mecanismo de arbitraje previsto en el acuerdo para solucionar los conflictos entre los Estados y las multinacionales, que podrían demandarlos si adoptan una política estimada como contraria a sus intereses.

La imposibilidad para la UE de firmar el acuerdo comercial con Canadá, que prevé la supresión de derechos de aduanas para casi todos los productos, abriría una nueva crisis en un bloque europeo debilitado desde la crisis financiera de 2008.

Además, sembraría dudas sobre la credibilidad de la UE en otros acuerdos comerciales negociados actualmente con Estados Unidos (TTIP), Japón o con los países del Mercosur, así como sobre la capacidad de los europeos de negociar con Reino Unido su salida del bloque.

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