Colegas y diplomáticos recuerdan a periodista rusa asesinada hace diez años

Periodistas, diplomáticos y ciudadanos se reunieron este viernes en Moscú para conmemorar los diez años del asesinato de la periodista rusa Anna Politkóvskaya, lanzando un llamado a las autoridades rusas para que se encuentre a los organizadores del crimen.

Anna Politkóvskaya, una crítica infatigable de los excesos del ejército ruso en Chechenia, que trabajaba en el bimensual Novaya Gazeta, murió a balazos el 7 de octubre de 2006, en una escalera, cuando tenía 48 años.

El asesinato, que coincidió con el cumpleaños del presidente Vladimir Putin, fue un hecho que generó conmoción, especialmente en los países occidentales, donde la reportera gozaba de una notoriedad más marcada que en Rusia.

En un pequeño monolítico con su efigie, colocado a la entrada de la redacción de Novaya Gazeta, decenas de personas, compañeros de profesión y diplomáticos, colocaron rosas blancas y claveles rojos.

"La muerte de Anna Politkóvskaya fue y sigue siendo una gran pérdida, trágica para la libertad de expresión en Rusia", declaró el subdirector de la delegación de la Unión Europea en Rusia, Sven Olov Carlsson.

Dos camionetas con su retrato circularon por las calles de Moscú para recordarla y también las ventanas de la redacción de Novaya Gazeta, se cubrieron con fotos suyas.

En su oficina, la silla de la periodista rusa se quedó tal y como la había dejado y la palma que tenía, siguió creciendo en la maceta, un acto que sus colegas consideran que es un altar "contra el olvido".

"Varias veces le dijimos que no se ocupara más de los temas de Chechenia, porque se había convertido en algo demasiado peligroso", recordó su colega, Serguei Sokolov, que ahora es subredactor en jefe de la Gazeta.

"Pero Anna decía que no podía cerrar los ojos ante lo que estaba haciendo el poder ruso", contó a la AFP.

Vladimir Putin, un blanco recurrente en los artículos de la periodista, demoró dos días en hablar y prometer públicamente una "investigación objetiva" sobre su asesinato.

La investigación, al igual que el proceso en general, registró muchos vuelcos: una reestructuración repentina del equipo de investigadores, la huida a Siberia del presunto asesino, la absolución de tres sospechosos y después la anulación de esta decisión por la Corte Suprema de Rusia.

"Fue muy duro", recordó el hijo de Anna, Ilia Politkóvski. "Y al final, no hubo ningún tipo de justicia".

En junio de 2014, después de ocho años de investigaciones, cinco hombres, entre ellos cuatro chechenos, fueron condenados por un tribunal moscovita.

Rustam Majmudov, que reconoció haber disparado contra la periodista, y su tío, Lom-Ali Gaitukaiev, identificado como el autor intelectual, fueron condenados a cadena perpetua.

Sus cómplices también recibieron duras penas: 20 años para el policía moscovita Serguei Jadjikurbanov y 12 y 13 años y medio para los hermanos del sicario, Ibraguim y Djabrail Majmudov.

Pero, pese a la severidad de las penas, el veredicto está muy lejos de ser satisfactorio para el círculo de la periodista muerta.

"No se hizo justicia", se lamenta Serguei Sokolov. "Sí, quienes la mataron fueron a prisión pero no su jefe, ni el jefe de su jefe".

Para Ilia Politkóvski, "la justicia se paró en la mitad del camino".

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