Demasiado postureo político y judicial en torno a la corrupción

  • Junto a las malas artes políticas, crecen también las vanidades judiciales. La moción de censura de Podemos es puro fuego de artificio. 

    La sociedad exige a los políticos que sean inflexibles ante la corrupción, pero no es el tener postureo mediático.

La moción de censura de Podemos sólo suma a Compromís y la disposición a hablar de los independentistas de ERC y PDeCAT
La moción de censura de Podemos sólo suma a Compromís y la disposición a hablar de los independentistas de ERC y PDeCAT
EUROPA PRESS
José Luis Roig
José Luis Roig

El “caso Lezo” pone una vez más en evidencia la gran cantidad de putrefacción político-financiera que ha crecido alrededor de las siglas PP. Se echa de menos una mayor contundencia por parte de los políticos de este partido, sobre todo, de Mariano Rajoy. No basta con decir “quien la hace la paga”, hay que denunciar claramente y evitar que los corruptos afloren con facilidad y permisividad.

Dicho esto. Los partidos de la oposición intentan sacar tajada política de la corrupción del contrario. Están en su derecho y en su deber. Su obligación es presionar y controlar para que todos los responsables de la corrupción paguen política, judicial y económicamente por sus desmanes financieros y sus latrocinios.

La sociedad exige a los políticos que sean inflexibles ante la corrupción. Pero esta misma sociedad también se da cuenta de si a los políticos les preocupa sólo el postureo mediático o si realmente hay un deseo de esclarecer la verdad y hacer justicia. Esto último es lo que importa, lo otro es lo que indigna.

Por ejemplo. Podemos anuncia una moción de censura contra Rajoy. Una medida que tendría su lógica y su sentido si Podemos, en lugar de buscar primero el flash mediático, hubiera buscado el pacto y apoyo de los otros partidos. El PSOE ya ha dicho que rechaza la moción por ser sólo “fuegos artificiales con mala fe”. Ciudadanos también se opone: “No apoyaremos el circo de Podemos”.

Junto a las malas artes políticas, crecen también las vanidades judiciales. Y si no que alguien nos aclare el constante ir y venir de filtraciones interesadas, tanto de sumarios como de grabaciones, supuestamente secretas. Es bueno que los medios ejerzan el control público de todos los poderes del Estado, pero el rigor y la discreción de la Justicia y de los juristas es imprescindible para el buen funcionamiento del Estado de derecho.

De ahí que no se entienda qué hace el juez Eloy Velasco, instructor de la “operación Lezo”, concediendo una entrevista al diario El Mundo, dos días después de meter en la cárcel a varios presuntos corruptos como Ignacio González. La excusa es que estaba pactada con anterioridad y no iban a hablar de Lezo. ¡Gracias por no incurrir en una falta grave!

Parece que vamos camino de un versión 2.0 de Baltasar Garzón. Los jueces estrella, por desgracia para ellos y para la Justicia que administran vanidosamente, acaban estrellándose, y con ellos una buena parte de los casos que instruyen. 

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