Viajar con los niños en una silla adecuada reduce a la mitad el riesgo de muerte en caso de accidente

Hace unos días nos llevábamos las manos a la cabeza pensando que todavía hay padres que no atan a sus hijos a la vida cuando van en el coche. Además de incumplir la ley que dicta que los niños con altura igual o inferior a 1,35 cm deban viajar en sillas infantiles, no hacemos caso a las estadísticas, que cada vez son más claras:  El uso de las sillas reducen a la mitad el riesgo de muerte en caso de accidente. 

Aún así la realidad es escalofriante. En la última campaña de vigilancia de Tráfico, 56 menores viajaban sin su correspondiente sistema de retención infantil. En 2014 dos de los 14 niños menores de 12 años fallecidos no llevaba ningún dispositivo de seguridad en el momento del accidente. Tampoco lo hacía 9 de los 82 niños heridos graves, ni 107 de los 2.724 heridos leves.

La pereza es la culpable de que en los trayectos cortos los padres dejen a los niños sin abrochar o les pongan sólo el cinturón de seguridad del vehículo. No hay que olvidar que a 50 km/h (la velocidad máxima permitida en ciudad) existe un alto riesgo de mortalidad si se produce un impacto. El pequeño lleva puesto el cinturón, pero es su única protección corren el riesgo de sufrir lesiones graves o fatales.

Tampoco debemos llevar a los más pequeños en nuestro regazo. Da igual que llore o patalee porque no quiere ir sentado en la silla infantil. 

Hay que proteger a los pequeños en el vehículo con una silla de coche para niños que se adapte a su talla y peso, hasta que ya midan 1,35 metros de estatura o hasta los 12 años aproximadamente. Con esta talla, la Ley ya les permite viajar sin que vayan sentados en una silla infantil o cojín elevador, aunque es recomendable prolongar su uso hasta el 1,50 metros de altura