Podemos se achica, el PP se refuerza y el PSOE se anima

  • Podemos ha elegido el achicamiento de su fuerza política. El triunfo rotundo de Iglesias es el desprecio de otras opciones.

    La gestora del PSOE, que busca la identidad socialista de siempre, se aferra a su única posibilidad: Susana Díaz.

J.R. Pin Arboledas

¡Menudo fin de semana político! Faltaba un congreso del PSOE. Pero “a falta de pan buenas son tortas”. Los socialistas usaron el sucedáneo del mitin madrileño con alcaldes. Así que tres de los cuatro partidos nacionales han estado presentes en el horizonte el fin de semana.

En el Congreso del PP nada nuevo. Todo era esperado. El guion estaba hecho y se desarrolló tal como estaba escrito. Mariano Rajoy se encargó de explicar lo que había hecho el PP por el bien de España; lo que había hecho su Gobierno y lo que pensaba hacer. Eso sí, reconociendo las dificultades derivadas del contexto parlamentario. A los independentistas les habló claro: nada de referéndum. A los españoles les volvió a dibujar una meta de veinte millones de puestos de trabajo para 2019. Ni siquiera cambio a su Secretaria General. Sigue con su filosofía: lo que funciona (según él) no hay que cambiarlo.

Podemos ha elegido el achicamiento de su fuerza política. El triunfo rotundo de Iglesias es el desprecio de otras opciones. Iglesias es el Lenin de los soviets, ahora llamados “círculos ciudadanos” (lo de ciudadanos era la frase de la revolución francesa). Todo lo demás queda arrinconado pese a las llamadas a la unidad, que como buenos soviets confunden con uniformidad. Eso en esta España del siglo XXI es quedarse ensimismado en su ombligo. La calle se puede llenar de voces, pero eso casi nunca se traduce a las urnas. Cuanto más gritos callejeros más se escita a los contrarios y si estos son más (como pasa en la actual composición del electorado) menos posibilidades de llegar al poder de los gritones.

Podemos aún no es consciente pero la abultada victoria de Iglesias es el camino al achicamiento electoral. Su derrotero, en el mejor de los casos, será llegar a la dimensión de la IU de Anguita, con algunas decenas de diputados en el Congreso, pero sin posibilidades reales de llegar al Gobierno. Eso sería lo natural si el PSOE no le da un respiro.

Porque el PSOE busca recobrar el ánimo. La gestora cree que un triunfo de Pedro Sánchez sería dar un respiro a Podemos. En unas nuevas elecciones el elector de izquierda puede estar indiferente entre un PSOE sanchista de izquierda y Podemos; entonces podría votar a cualquiera de los dos. Podemos se llevaría muchos votos socialistas y la parte derecha del PSOE podría abstenerse o, incluso, votar a Ciudadanos. El achicamiento sería de los socialistas (¿Aún más?).

Por eso la gestora del PSOE, que busca la identidad socialista de siempre, se aferra a su única posibilidad: Susana Díaz. Le han montado el mitin municipalista para darle ánimos y plataforma. La líder andaluza lo sabe; y sabe que no tiene más remedio que responder afirmativamente a ese requerimiento. El mitin del sábado ha sido un intento de animarla y animar a un socialismo expectante.

En resumen: mientras el PP se refuerza, el PSOE se anima y Podemos se achica. Pero todo sigue a la espera del futuro socialista. Ya lo dije la semana pasada: el Congreso importante es el que no se celebraba, el socialista. Eso y las elecciones Francesas, con Le Pen acechando la Presidencia francesa, serán los acontecimientos más decisivos de este primer semestre de 2017. Si gana Sánchez habrá elecciones generales en España; si ganase Le Pen la Unión Europea sufriría una convulsión de la que no se sabe cómo saldrá.

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