Presupuestos 2017: PP, el zapato izquierdo en el pie derecho

  • El PP necesita al PSOE para aprobar los presupuestos y éste está ideológicamente prisionero del complejo frente a Podemos y, en consecuencia, tiene que extremar sus mensajes izquierdo-populistas.

    Se sube el Salario Mínimo Interprofesional más que ningún año. Una medida populista que los economistas liberales creen que genera paro, pero que suena muy bien en la opinión pública.

J.R. Pin Arboledas
J.R. Pin Arboledas

Las críticas a las decisiones fiscales del Gobierno vienen de todos lados. Algunas de zonas afines a su ideología y otras de las contrarias. Las primeras consideran errada la subida (vía eliminación de reducciones) del impuesto de sociedades y el incremento de las cotizaciones sociales. Las segundas creen que han sido pequeñas y que el gasto público debería aumentar. Todo ello dentro de la obligación de cumplir el déficit público para 2017 acordado con la UE (3,1% del PIB).

Es el análisis económico de las decisiones presupuestarias. Sin embargo, las condiciones políticas dejaban pocas alternativas más. En realidad ninguna. El PP necesita al PSOE para aprobar los presupuestos y éste está ideológicamente prisionero del complejo frente a Podemos y, en consecuencia, tiene que extremar sus mensajes izquierdo-populistas.

El mito de la izquierda es que hay que exprimir a las grandes empresas porque son depredadoras. Eso obliga a la medida populista de subirles la recaudación. Pero las grandes empresas suelen ser de mucha gente, entre otros de fondos de inversión y pensiones de ahorradores de amplio espectro; siendo además generadoras de empleo directo o indirecto, porque muchas pymes trabajan para ellas. No importa esa realidad. La izquierda quiere que paguen y eso se hace en los Presupuestos de 2017. Una medida de imagen política que poco tiene que ver con la realidad económica.

Aumentar las cotizaciones sociales es gravar el trabajo. Es decir, dificultar su generación. El peor de los efectos de una política fiscal en un país que ronda el 19% de desempleo. Pero el Agujero de la Seguridad Social obliga a buscar ingresos como sea. Los sindicatos no tienen inconveniente que se expriman más los salarios, veremos cómo eso influye en el consumo.

El aumento impositivo al tabaco, las bebidas edulcoradas y las de alta graduación alcohólica es más importante por su efecto en la sanidad pública, que por la recaudación, que no va a ser mucha. Ahí nadie está en contra. Las campañas contra el cáncer de pulmón y la obesidad han dado sus resultados. Pero aunque el acuerdo sea trasversal tiene un punto propagandístico propio de la izquierda.

Por si fuera poco, se sube el Salario Mínimo Interprofesional más que ningún año. Una medida populista que los economistas liberales creen que genera paro, pero que suena muy bien en la opinión pública menos informada pero permeable a los eslóganes de la izquierda.

En realidad, esa izquierda critica estas medidas porque cree que son escasas. Para ella se han quedado cortas. Sirven para continuar el actual estado de las cosas, pero no para aumentar el gasto público que es su mantra. Para lo que ellos llaman “revertir los recortes sociales”, un mito. Mito porque entre 2007 y 2016, en los años de crisis, los gastos presupuestarios en sanidad educación y asistencia social han subido en 55.000 Millones de euros.

Es decir que el Gobierno se ha puesto un zapato izquierdo en su pie derecho. Algo a lo que le obligan las circunstancias políticas. Lo más complicado es que, además, debe decir que no sólo no le hace daño, sino que se encuentra cómodo y le gusta.

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