Activista nicaragüenses denuncia que las cifras de paridad son "maquillaje"

  • Las cifras de paridad en las instituciones de Nicaragua no reflejan la verdadera situación de las mujeres en el país, donde son víctimas de discriminación, abusos y violencia, delitos que quedan impunes, dijo hoy a Efe la abogada y activista nicaragüense Juana Antonia Jiménez Martínez.

Madrid, 14 may.- Las cifras de paridad en las instituciones de Nicaragua no reflejan la verdadera situación de las mujeres en el país, donde son víctimas de discriminación, abusos y violencia, delitos que quedan impunes, dijo hoy a Efe la abogada y activista nicaragüense Juana Antonia Jiménez Martínez.

La abogada se encuentra en Madrid y forma parte de una delegación de mujeres de Nicaragua invitada por la ONG Oxfam Intermón para que muestren su trabajo en el país centroamericano.

Jiménez señaló que, a pesar de que Nicaragua es el décimo país con mejores índices formales de paridad entre mujeres y hombres, y de contar con cerca de un 40 % de mujeres diputadas, esas cifras son un "maquillaje" utilizado por el Gobierno de Daniel Ortega y "no se corresponden con las realidades en que se violentan los derechos de las mujeres nicaragüenses".

En ese contexto, la activista denunció la violencia sexual, en especial contra menores.

"Somos el país de América Latina con el índice mas alto de embarazos en adolescentes, y detrás de esto esta la violencia sexual", apuntó Jiménez, que recordó que en Nicaragua el 84 % de las denuncias de abuso sexual proceden de menores de 18 años.

En su opinión, en el país se repite "un patrón cultural" por el cual "el sistema de justicia estigmatiza a la víctima", y permite que "los hechos queden impunes".

"Una forma de deslegitimar nuestra lucha es el respaldo a agresores emblemáticos en el país", afirmó, tras destacar "el símbolo que representa un presidente que fue acusado de abuso sexual por su propia hija adoptiva", en referencia a Daniel Ortega.

Jiménez consideró también que el Frente Sandinista "en esta nueva etapa en el poder" ha hecho a las mujeres "perder derechos que ya teníamos ganados décadas atrás".

Como ejemplo, criticó la eliminación de la posibilidad de abortar de forma legal a mujeres cuyo embarazo suponga un riesgo para su salud, lo que calificó como "un concordato entre la jerarquía religiosa católica y el Frente Sandinista".

"Esto significa que las mujeres somos menos que humanas", afirmó, una postura por la que ella y otras activistas han sido perseguidas, según dijo.

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