Amorim, un veterano diplomático para dirigir a los militares brasileños

  • El designado ministro de Defensa de Brasil, Celso Amorim, es un veterano diplomático, apasionado por el cine, que a los 69 años asumirá el reto de dirigir una cartera que está en el lado opuesto de los escenarios en los que ha desarrollado su carrera.

Brasilia, 5 ago.- El designado ministro de Defensa de Brasil, Celso Amorim, es un veterano diplomático, apasionado por el cine, que a los 69 años asumirá el reto de dirigir una cartera que está en el lado opuesto de los escenarios en los que ha desarrollado su carrera.

El nombramiento de Amorim como titular de Defensa fue publicado hoy en el Diario Oficial y se espera que asuma el cargo la próxima semana en reemplazo de Nelson Jobim quien dimitió la víspera al perder el apoyo de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, irritada por unos comentarios despectivos sobre dos colegas de gabinete que el ahora exministro hizo en una entrevista.

Para reemplazar a Jobim, Rousseff recurrió a Amorim, un hombre cercano a su mentor, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, de quien fue ministro de Relaciones Exteriores durante sus ocho años de Gobierno (2003-2010), con lo cual se convirtió en el canciller que más tiempo ha permanecido al frente de ese despacho en la historia de la diplomacia brasileña.

Antes había sido canciller entre 1993 y 1994, durante el Gobierno de Itamar Franco, pero fue en el Gobierno de Lula que su figura alcanzó renombre internacional como negociador en diversos foros y organismos económicos y políticos, y como voz de los países emergentes.

Como canciller, Amorim lideró una política exterior basada en la búsqueda de una mayor cooperación sur-sur y con fuerte acento suramericano, y la incógnita ahora es cuáles serán las líneas maestras de su gestión como jefe de los militares en el Ministerio de Defensa, que por su misión están en las antípodas de la diplomacia.

Según la prensa brasileña, algunos jefes militares han criticado en privado el nombramiento de Amorim porque consideran que un diplomático no es la persona más indicada para ser ministro de Defensa.

Algunos han recordado que durante su gestión como canciller de Lula, Amorim tomó decisiones con base en criterios ideológicos, como el acercamiento a Irán en momentos en que la comunidad internacional discutía sanciones al régimen de Teherán por su controvertido programa nuclear.

A Amorim, un diplomático de carrera y políglota que en 2009 se afilió al Partido de los Trabajadores (PT), fundado por Lula, sus críticos le atribuyen también el enfriamiento de las relaciones con Estados Unidos en los últimos años del anterior Gobierno.

De momento, el nuevo ministro de Defensa se ha limitado a afirmar que tiene "aprecio por el trabajo" de sus antecesores en el Ministerio de Defensa y que quiere "corresponder a los intereses de la nación".

La llegada al Ministerio de Defensa marca el regreso de Amorim a la vida pública después de un paréntesis de siete meses, que es el tiempo transcurrido desde que Rousseff asumió el poder, el pasado 1 de enero.

Nacido el 3 de junio de 1942 en Santos, en el estado de Sao Paulo, Amorim estudió en el Instituto Río Branco, la academia en la que se forman los diplomáticos brasileños, y en 1967 concluyó una maestría en Relaciones Internacionales en la Academia Diplomática de Viena.

El ministro también tiene un doctorado en ciencia política de la London School of Economics y de 1979 a 1982 fue director de la desaparecida Empresa Brasileña de Filmes (Embrafilme), donde pudo dedicarse a su otra gran pasión además de la diplomacia: el cine.

Amorim también ha sido representante de Itamaraty (cancillería) ante el Consejo Nacional de Cinema (Concine) y profesor en el Instituto Río Branco y la Universidad de Brasilia.

En el campo diplomático pasó por todos los escalones de la carrera en las representaciones en Washington y ante distintos países europeos; representó al país en numerosos foros internacionales y fue embajador en Londres, cargo que dejó para asumir como ministro de Exteriores de Lula en enero de 2003.

En una entrevista que dio en noviembre pasado, un mes y medio antes de dejar la cancillería, Amorim dijo al diario "Folha de Sao Paulo" que no pretendía continuar como ministro de Exteriores con Rousseff pues consideraba su "misión cumplida".

Sin embargo, ante la precipitada salida de Jobim del ministerio de Defensa, Rousseff se vio en la necesidad de llamarlo de regreso a la vida pública y el veterano diplomático aceptó interrumpir su retiro para comandar a los militares.

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