"El traje denota muchas veces al hombre", dijo William Shakespeare. Y este 9J esta frase cobra más importancia que nunca. A menos de una hora de que empezara oficialmente la pegada de carteles de la campaña electoral, por primera vez en la historia de la televisión cuatro políticas se reunían para debatir en un plató de televisión. Detrás de los atriles están Andrea Levy (PP), Margarita Robles (PSOE), Carolina Bescansa (Ahora Podemos) e Inés Arrimadas (Ciudadanos), cuatro mujeres tan diferentes en ideologías políticas como en su forma de vestir.
La primera en comenzar el debate, que ha moderado Vicente Vallés, ha sido Carolina Bescansa, que se ha mostrado segura de sí misma y, como Margarita Robles, ha sostenido en todo momento un bolígrafo entre sus manos. Bescansa se ha decantado por un look clásico: falda lápiz, blusa blanca y chaqueta azul celeste, un color que le sentaba bien y le aportaba luminosidad al rostro, que esta vez iba más maquillado de lo habitual y resultaba artificial.
Más formal, y haciendo un guiño a su partido, como lo hizo hace unos meses Pedro Sánchez, ha sido Robles. La jueza que ejerce la política en la Comunidad de Madrid se ha vestido con los colores corporativos del PSOE: ha jugado con mucho acierto con el blanco del pantalón palazzo, una de las tendencias de la temporada, y el top y el rojo de la chaqueta, el mismo tono que ha escogido para maquillar sus labios.
La importancia de los pitillo
Andrea Levy e Inés Arrimadas, las más jóvenes, se nota que siguen las tendencias: ¿La prueba? Sus pantalones pitillos, que cada una lo combina de manera diferente y fiel a su estilo.
Arrimadas suele vestirse a diario con americanas y hoy no iba a ser menos: no arriesga y su nivel de sobriedad roza el de Bescansa, por eso no es de extrañar que haya optado por una blazer fucsia para no resultar demasiado seria y se haya subido a unos stillettos.
A Levy es habitual verla enfundada en vaqueros, camisetas y chupas de cuero por el Congreso y se nota que tiene un estilo rebelde y fresco y totalmente opuesto al de Soraya Sáenz de Santamaría. Hoy ha roto con las reglas con su camisa vaquera, muy informal, y se ha marcado un Pablo Iglesias: se ha vestido para gustarse, como iría cualquier día a trabajar y con el que se siente identificada, un outfit similar al de cualquier chica que trabaja en una oficina. Además ha hecho gala de que es una mujer femenina y no ha renunciado a sus tacones de aguja a pesar de que va a estar más de dos horas de pie.
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