El Cairo.- El ministro de Asuntos Exteriores saudí, Saud al Faisal, ha anunciado que su país abandona los esfuerzos de mediación que mantenía junto a Siria para resolver la crisis política libanesa y ha advertido de la gravedad de la situación en el país de los cedros.
En una entrevista difundida hoy por el canal de televisión árabe Al Arabiya, Al Faisal explicó que la mediación sirio-saudí había comenzado después de que el rey Abdala bin Abdelaziz de Arabia Saudí y el presidente sirio, Bachar al Asad, decidieran comprometerse a resolver el problema libanés.
No obstante, Al Faisal declaró que "al no suceder esto", el rey (saudí) anunció su decisión de retirar la mano de los esfuerzos" de mediación.
El pasado día 12 de este mes, diez ministros de la oposición libanesa, encabezada por Hizbulá, y uno designado por el presidente libanés renunciaron a seguir participando en el Gobierno de unidad nacional, lo que provocó la caída del Ejecutivo.
En la entrevista, el ministro saudí advirtió además de la "gravedad" de la situación en el Líbano, sobre todo si se produce la división y la separación.
"Si se divide el Líbano, se acaba su existencia como un país que ofrece un ejemplo de convivencia pacífica entre las religiones, los nacionalismos y los distintos sectores", añadió.
Las tensiones entre la mayoría parlamentaria y la oposición están relacionadas con las investigaciones del Tribunal Internacional para el Líbano sobre la muerte del ex primer ministro libanés Rafic Hariri en un atentado el 14 de febrero de 2005.
Según filtraciones recogidas por los medios locales, en el acta de acusación del TEL, presentada el pasado 17 por el fiscal Daniel Bellemare al juez Daniel Fransen, podrían aparecer los nombres de miembros del grupo chií.
El pasado 11 de noviembre, el máximo dirigente de Hizbulá, el jeque Hasan Nasralá, aseguró en referencia al tribunal, que cortaría las manos de quienes intentaran detener a miembros de su organización.
Asimismo, el pasado 11 de enero, un día antes de la dimisión en bloque de la oposición, esta aseguró que la mediación de Damasco, aliado de Hizbulá y Riad, cercana a la mayoría parlamentaria, había llegado a un punto muerto.
La crisis que atraviesa el país se remonta al magnicidio de Hariri, que provocó una ola de protestas que desembocó en la retira del Ejército sirio del país de los cedros tras tres décadas de presencia y la reorganización interna del poder lejos de la tutela de Damasco.
Las fuerzas políticas del Líbano, donde conviven 18 comunidades religiosas, se reagruparon entorno a dos principales polos político-confesionales.
Por un lado, la comunidad suní entorno a la plataforma conocida como "14 de Marzo", liderada por el partido Mustaqbal, presidido en la actualidad por el hijo de Rafic Hariri, Saad Hariri. Este partido y sus aliados, entre ellos importantes grupos cristianos, disfrutan de la mayoría parlamentaria.
Por otro lado, la comunidad chií se concentró alrededor del grupo Hizbulá en la plataforma "8 de Marzo", que también ha atraído a algún líder cristiano.
El "14 de Marzo" cuenta con la simpatía de Occidente y de países árabes como Arabia Saudí, mientras que el "8 de Marzo" gira en la órbita de Irán y Siria, país este último que se ha caracterizado también por su rechazo al Tribunal Internacional para el Líbano.
La lucha por el poder de estas dos coaliciones estalló en mayo de 2008 en unos enfrentamientos armados en los que se impuso la milicia de Hizbulá, que tomó las calles de Beirut durante varias horas antes de ceder el control al Ejército libanés.
Posteriormente, y gracias a la mediación de Qatar, las facciones enfrentadas acordaron la elección del presidente, la creación de una nueva Ley Electoral y la formación de un gobierno de unidad nacional, en el que Hizbulá comenzó a disfrutar del derecho a veto al contar con un tercio más uno de las carteras ministeriales.
Mientras tanto, la sombra del TEL, creado en 2007 con la oposición de Hizbulá y sus aliados, ha planeado sobre la vida política libanesa hasta convertirse en el principal detonante de esta última crisis.
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