"Asqueada" por bombardeo de su hospital afgano, MSF denuncia "crimen de guerra"

  • La organización Médicos sin Fronteras (MSF) se declaró "asqueada" el domingo por las justificaciones de las autoridades afganas al mortífero bombardeo, probablemente por el ejército estadounidense, de su hospital en Kunduz y estima que equivalen a "reconocer un crimen de guerra".

La oenegé evacuó su hospital de la ciudad del norte de Afganistán, inservible después del bombardeo del sábado que dejó 22 muertos.

El director general de MSF, Christopher Stokes, criticó la noche del domingo las justificaciones de responsables afganos, según las cuales había combatientes talibanes en el centro y se servían como base, extremo desmentido por la organización humanitaria.

"Esas declaraciones implican que las fuerzas afganas y estadounidenses decidieron juntas destruir un hospital en completo funcionamiento (...) Eso equivale a reconocer que se trata de un crimen de guerra", declaró Stokes en un comunicado.

Además, añade, "contradice totalmente los primeros intentos del Gobierno estadounidense de minimizar las consecuencias de los ataques como simple 'daño colateral'".

El cierre del establecimiento de MSF es un duro golpe para la población civil de Kunduz, que sufre las consecuencias de los combates entre el ejército afgano y los rebeldes talibanes, que se disputan el control de esa gran ciudad del norte de Afganistán. El hospital era el único preparado para atender a los heridos graves en la región.

"El hospital de MSF ya no está en estado de funcionar. Los pacientes que se encuentran en un estado crítico han sido transferidos a otros establecimientos médicos. Ya no trabaja ningún empleado de MSF en el hospital", declaró Kate Stegeman, portavoz de la oenegé en Afganistán, a la AFP.

"En estos momentos, no puede decirles si el centro de traumatología de Kunduz volverá a abrir o no", añadió.

La tragedia ha dado paso a la polémica. MSF reclama una investigación "exhaustiva y transparente" confiada a un "organismo internacional independiente" y califica de "insuficiente" la investigación estadounidense anunciada por el presidente Barack Obama.

La oenegé afirma que comunicó de antemano las coordenadas GPS de su hospital a las fuerzas armadas afganas y estadounidenses. Según su director de operaciones, Bart Janssens, los bombardeos continuaron "durante más de 45 minutos" después de que MSF indicara a los ejércitos afgano y estadounidense que su establecimiento había sido alcanzado por los primeros proyectiles.

"Los impactos estaban muy localizados, todos en el mismo edificio. El avión se fue y volvió para provocar una nueva serie de impactos, exactamente en el mismo edificio", dijo Janssens a la AFP.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, presentó sus "profundas condolencias", tras el ataque del sábado en el que fallecieron 12 empleados de MSF y siete pacientes, entre ellos tres niños, pero afirmó que esperará los resultados de la investigación "antes de tener un juicio definitivo sobre las circunstancias de esta tragedia".

Por su parte, su secretario de Defensa, Ashton Carter, que llegó a Madrid, calificó la situación de "confusa y complicada.

En todo caso, la ONU se pronunció con extremada rapidez y calificó de "inexcusable" el bombardeo, que podría ser considerado "crimen de guerra" si es considerado "deliberado por la justicia".

Según un responsable estadounidense, la investigación estudiará el papel de un avión AC-130, un aparato derivado del avión de transporte C-130, equipado con varios cañones para realizar operaciones de apoyo a las fuerzas terrestres.

En Afganistán, los ataques aéreos de la coalición de la OTAN, que aún mantiene allí 13.000 soldados -10.000 de ellos estadounidenses-, son objeto de controversia en cuanto a los "daños colaterales" que generan. Al mismo tiempo, han resultado capitales en el apoyo brindado por la OTAN al ejército afgano en su contraofensiva para arrebatar Kunduz a los talibanes.

Los talibanes consiguieron tomar la ciudad el lunes en apenas unas horas, su mayor victoria desde la caída de su régimen en 2001.

Las fuerzas de seguridad mostraron una vez más las dificultades que tienen para contener a los combatientes islamistas.

Tras seis días de combates, la ciudad parecía haber recobrado la calma el domingo "libre de talibanes", según Sayed Sarwar Husaini, el portavoz de la policía provincial.

"Desde anoche (sábado) no hemos oído ningún disparo, ninguna explosión", contó, por su parte, Shir Alam, un comerciante de Kunduz.

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