Birmanos deciden en históricas legislativas llegada al poder de opositora Suu Kyi

  • Millones de birmanos acudían este domingo a los colegios electorales para participar en unos comicios legislativos históricos, que podrían aupar al poder a la líder opositora Aung San Suu Kyi.

"La gente está muy emocionada" en estas primeras elecciones nacionales, las primeras presentadas como democráticas en 25 años, dice entusiasmado Myint Aung, un elector de 74 años.

"Quiero que aquella que quiera el pueblo, dirija el país", explica este votante de Rangún, en una alusión velada a Aung San Suu Kyi, vista como un símbolo en su país.

La atención mediática se centra en esta líder opositora, que pasó más de 15 años en arresto domiciliario y, a sus 70 años, votó por segunda vez en su país.

Suu Kyi, vestida de rojo, el color de su partido Liga Nacional para la Democracia (LND), depositó su papeleta en la urna por la mañana temprano en una escuela del centro de Rangún, rodeada de cientos de periodistas de todo el mundo.

Aclamada por sus partidarios al grito de "victoria", Aung San Suu Kyi se marchó sin hacer declaraciones a la prensa rumbo a su circunscripción electoral de Kawhmu, a varias horas de Rangún, donde espera renovar su puesto de diputada conseguido en las legislativas parciales de 2012.

La tensión, salpicada de entusiasmo y preocupación, se recrudece máxime cuando la LND aparece como la gran vencedora de las elecciones y podría llegar así a gobernar tras décadas de represión.

Durante las últimas elecciones consideradas libres en 1990, la junta dejó participar y ganar a la LND. Pero los resultados no fueron reconocidos y Aung San Suu Kyi, entonces en arresto domiciliario, no pudo votar. Y, en 2010, su formación llamó a boicotear los comicios.

La actual cita electoral está considerada como un éxito de la transición democrática iniciada hace cuatro años con la autodisolución de la junta, que gobernó el país con mano de hierro desde 1962.

La mayoría de los 30 millones de birmanos llamados a las urnas nunca ha votado.

Tras 2010, "es la segunda vez en mi vida que voto. Quiero que las cosas cambien", explica Phyo Min Kyaw, un birmano de 31 años que acudió a votar en el mismo colegio que Aung San Suu Kyi.

En los colegios electorales visitados por la AFP, los electores mostraban con orgullo su dedo lleno de tinta violeta, proceso que valida su voto. Los más jóvenes incluso se tomaban fotos.

Muchos electores manifestaban también todo su amor a "madre Suu", el apodo de la premio Nobel de la Paz, cuyos retratos presiden muchos hogares al lado del de su padre, el general Aung San, un héroe de la independencia de esta ex colonia británica asesinado en 1947.

La ausencia de cualquier sondeo dificulta, sin embargo, determinar su nivel de popularidad en el país.

Pese a estar consideradas las primeras elecciones democráticas en 25 años, las dudas siguen planeando.

La votación anticipada en el extranjero fue caótica, los observadores extranjeros no pudieron entrar en las casernas para asistir al voto de cientos de miles de soldados, cientos de miles de musulmanes rohingyas no tienen derecho a votar, la votación fue anulada en las regiones sumidas en conflictos étnicos en el norte y las fuerzas del orden detuvieron a algunos líderes estudiantiles.

En total, más de 90 partidos optan a obtener un escaño en el parlamento. Muchos de ellos desempeñarán un papel clave para conformar alianzas tras las elecciones.

Una de las incógnitas sigue siendo la elección del presidente, que el parlamento deberá escoger en algunos meses. Aung San Suu Kyi, a quien la Constitución heredada de la junta le impide acceder al cargo, ha advertido que estará "por encima del presidente" si vence su partido.

Las dos principales formaciones son la Liga Nacional para la Democracia de Suu Kyi y el Partido para la Solidaridad y el Desarrollo de la Unión (USDP), el partido gubernamental liderado por exgenerales que abandonaron el uniforme para participar en las controvertidas elecciones de 2010.

La tarea de formar un eventual gobierno podría complicársele a la LND, ya que el ejército conserva un 25% de los escaños del parlamento para militares no escogidos en las urnas y tradicionales aliados del USDP.

El anuncio de los resultados podría llevar varios días a consecuencia del recuento en las regiones remotas. Mientras tanto, la incertidumbre sigue siendo grande respecto a la reacción del poder.

El ejército y el presidente saliente, exmilitar, prometieron que respetarían el resultado de las urnas, si bien difundieron al mismo tiempo en la televisión pública vídeos advirtiendo de cualquier intento de revolución inspirada en la "primavera árabe".

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