Esteves, un banquero de 47 años considerado el niño prodigio de las finanzas brasileñas, fue detenido por la policía el 25 de noviembre, acusado de querer comprar el silencio de un exdirector de la Petrobras acusado de corrupción y ya condenado por lavado de dinero.
Con una fortuna personal de 2.100 millones de dólares, Esteves alojado en una celda de 12 metros cuadrados en Bangú, la mayor cárcel de Rio de Janeiro (zona norte). A la fecha comparte espacio con otros cinco detenidos, tres de ellos acusados de violación y pedofilia, informó el diario O Globo.
Cinco días después de su arresto, Esteves renunció a sus cargos de director ejecutivo y presidente del Consejo de Administración del banco BTG Pactual.
"La prisión preventiva puede ser eficazmente sustituida por medidas alternativas", entre ellas la prisión domiciliaria, la prohibición de salir del país, así como de integrar nuevamente la directiva del banco BTG Pactual, consideró el juez Teori Zavascki en su fallo, al cual accedió la AFP.
Esteves y el senador Delcidio Amaral, líder del gobernante Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) en el Senado y detenido por la policía el mismo día que Esteves, son acusados de querer silenciar al exdirector de Petrobras Néstor Cerveró, también en prisión pero que busca reducir su pena a cambio de otorgar informaciones sobre la trama de corrupción.
La Corte Suprema decidió este jueves mantener en prisión a Amaral.
El senador fue grabado mientras hablaba con el hijo de Cerveró, intentando convencerlo de una fuga de su padre a España vía Paraguay, mientras Esteves es señalado como el financiador del escape.
Ambos habrían propuesto, además, pagar una mesada de unos 13.000 dólares a la familia de Cerveró para que éste no mencionase sus nombres a la justicia.
Tanto el banquero como el senador han negado las acusaciones.
La investigación del llamado "Petrolao" develó que las principales constructoras de Brasil formaron un cártel para manipular licitaciones mediante el pago de sobornos a directivos de la compañía vinculados a partidos políticos, que luego eran distribuidos entre los confabuladores.
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