Cádiz vuelve a convertirse en un puente entre España y América

  • Cádiz, una ciudad con más de tres mil años de historia, vuelve a convertirse la próxima semana, cuando acoge la XII Cumbre Iberoamericana, en puente de unión entre España y América, una histórica vocación que marca su paisaje abierto al mar.

Isabel Laguna

Cádiz (España), 8 nov.- Cádiz, una ciudad con más de tres mil años de historia, vuelve a convertirse la próxima semana, cuando acoge la XII Cumbre Iberoamericana, en puente de unión entre España y América, una histórica vocación que marca su paisaje abierto al mar.

Con algo más de 130.000 habitantes y una extensión urbana de apenas cinco kilómetros cuadrados asentada sobre un tómbolo, Cádiz, una de las poblaciones más antiguas de Occidente, encierra en sus calles las huellas de varias civilizaciones, desde la fenicia a la romana.

Todas ellas se asentaron sucesivamente en una ciudad que, como punto de unión entre el Mediterráneo y el Atlántico, entre Europa y África, ha sido un punto estratégico para el comercio, una actividad que le hizo vivir su época de mayor esplendor en el siglo XVII, cuando fue la cabecera del monopolio del comercio con las Américas.

Pero Cádiz presume en especial de ser el escenario en el que hace ahora doscientos años fue promulgada la Constitución de 1812, un hito histórico que desde entonces le ha llevado a ser considerada la "cuna" de los ideales democráticos y cuyo bicentenario, que conmemora este año, le ha llevado a ser elegida sede de la XXII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno.

La promulgación de esta Constitución, que asentó principios como la soberanía popular o la igualdad "entre los españoles" de ambas orillas del Atlántico, fue posible gracias a que, en una España invadida por las tropas napoleónicas, Cádiz se convirtió en un refugio al que acudieron representantes de los territorios españoles para formar unas Cortes que revolucionaron lo establecido.

En el Oratorio de San Felipe Neri, construido a finales del siglo XVII y que este año ha sido rehabilitado, fue promulgada el 19 de marzo de 1812 la Constitución, una carta que, además, se convirtió después en un motor para muchos movimientos de independencia de los actuales países de América Latina.

Este simbólico edificio será uno de los primeros escenarios que pisen el próximo día 16 los jefes de Estado y de Gobierno Iberoamericanos, antes de la ceremonia de inauguración de la Cumbre que se celebrará esa mismo día n el cercano Gran Teatro Falla de Cádiz, un edificio de ladrillo rojo y estilo neomudéjar, que ha cumplido ya los cien años y debe su nombre a uno de los hijos más ilustres de la ciudad, el compositor Manuel de Falla.

El Palacio de Congresos, ubicado frente al puerto, también en pleno corazón del casco histórico de la ciudad y construido sobre las estructuras de una antigua fábrica de tabacos, será la principal sede de la Cumbre de Cádiz, ya que allí se celebrarán las reuniones plenarias y la ceremonia de clausura.

La Cumbre también supondrá la puesta de largo del nuevo Parador Nacional de Cádiz, en el que el rey Juan Carlos ofrecerá una cena a los Jefes de Estado y de Gobierno y otros invitados asistentes a la cita iberoamericana.

La Cumbre permitirá así redescubrir una ciudad que, según muchos, guarda semejanzas con Cartagena de Indias o La Habana y que presume de ser la más iberoamericana de Europa.

Y este año lo es más que nunca, porque Cádiz, también con motivo del bicentenario de la Constitución de Cádiz, es Capital Iberoamericana de la Cultura y prueba de ello es que estos días la ciudad acoge hasta once exposiciones.

Retrospectivas del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, del argentino Daniel Santoro y del mexicano Sergio Hernández, y muestras que exhiben la riqueza arqueológica y cultural de Costa Rica, Chile o Colombia salpican estos días las calles de una ciudad que, más que nunca, quiere ser un puente de unión para Iberoamérica.

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