10 horas en un calabozo de Gibraltar. Denuncian que el líder de Vox fue tratado como un terrorista

  • El letrado de Nacho Mínguez, presidente de Vox Madrid, relata cómo fue detenido por la Royal Police cuando iba a asistir a su cliente.

    Denuncia que le cambiaban la temperatura del aire acondicionado y que para un trámite de 10 minutos tardaron 3 horas.

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Se llama Pedro Fernández y es el abogado de Nacho Mínguez, el presidente de Vox en Madrid que fue detenido por desplegar una bandera de España de 18 metros en el Peñón. Mientras su cliente continúa el dependencias de la Royal Police, el letrado pasó 10 horas en un calabozo de la colonia británica durante este miércoles. Así relata a lainformacion.com lo que sucedió:

"Mi objetivo era ver a Nacho Mínguez, para apoyarle y que se sintiera arropado. Busqué el puesto de Policía principal de Gibraltar, me identifiqué y dije que venía a interesarme por tal persona. Me dijeron que estaba en comisaría, que las vistas judiciales empezaban a las 10 y que podía asistir como público".

Fernández se fue a los juzgados de Gibraltar, donde ocurrió esto: "Después de unos juicios previos (sobre tráfico y otras cuestiones), llegó el turno de Nacho. No entró desde la calle y le introdujeron en una pecera, como la de los terroristas en la Audiencia Nacional. Se pidió la asistencia de un abogado de oficio, que se retiró con Nacho y el magistrado hizo un receso. Yo estaba entre el público. Había periodistas y ciudadanos de Gibraltar que le gritaron: "¿Dónde están tus amigos tan valientes? Que huyeron..." En español y en inglés. "A ver si nos dejáis en paz y no aparecéis por aquí".

"En un momento eché mano del móvil y una señora empezó a decir que estoy haciendo fotos. El aguacil me pidió el móvil, se lo entregué y a los tres minutos apareció un sargento que me dijo: venga usted conmigo".

"Me dijeron que estaba detenido por sacar fotos en sede judicial, me llevaron a un furgón policial y me metieron en una jaula. Antes me cachearon, entregué todos los enseres. Me llevaron a comisaría. Me volvieron a cachear y me hicieron la ficha policial, las fotos, las huellas de las dos manos... Y me metieron en un calabozo. No se me comunicó la acusación. Se me leyeron los derechos y pedí que me trasladarán por escrito la legislación penal. Me dieron un Código Penal en inglés y me negaron el derecho de tener un intérprete".

"Me encerraron en un calabozo. Me ofrecieron vasos de agua, un batido y comida. No probé nada".

"Al cabo de 3 horas el sargento me metió en una sala. Se cursó la cautela y me plantearon dos hipótesis: aceptar un reconocimiento de hechos y me iría. O si no lo acepto recomendarían que se aceptaran cargos contra mí. En ese caso estaría detenido hasta el martes. Acepté los hechos y me dijeron que en 10 minutos estaría todo solucionado".

"Me mandaron a un calabozo más pequeño, con camastro y váter. Pasaron 10 minutos, una hora dos horas... Los guardias cambiaron el tono. Me pusieron aire acondicionado frío y caliente".

"A las 8 de la tarde pasó un nuevo inspector que me preguntó si sabía por qué estaba allí. Le respondí que no lo sabía y que llevaba varias horas incomunicado. Le dije que me parecía ilegal y que se vulneraba cualquier norma europea".

"A las 20:30 salí fuera del calabozo. Reconocí que hice las fotos. Me metieron en un furgón y me pusieron en la Verja".

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