El futuro político de Artur Mas queda en manos de la CUP, que no le quiere como Presidente

    • El hasta ahora presidente de la Generalitat y número 4 de Junts pel sí, Artur Mas, tendrá dos meses para convencer a la CUP de que apoye su investidura
    • La candidatura de 'Junt pel si' necesitará de los escaños logrados por la CUP para conseguir la mayoría absoluta.
Cataluña decide su futuro
Cataluña decide su futuro

Los escaños de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), encabezado por el periodista Antonio Baños, serán cruciales para sellar una mayoría proindependentista en el próximo parlamento regional. El futuro de Artur Mas está en manos de la formación de izquierdas, que ya ha dicho en varias ocasiones que no le va a apoyar en la investidura. La candidatura de 'Junt pel si' necesitará de los escaños logrados por la CUP para conseguir la mayoría absoluta.

El hasta ahora presidente de la Generalitat y número 4 de Junts pel sí, Artur Mas, tendrá dos meses para convencer a la CUP de que apoye su investidura después de los resultados de este domingo.

El artículo 128 del reglamento del Parlament establece que el presidente del Govern deberá elegirse en una primera vuelta por la mayoría absoluta de los diputados, si no es posible, será por mayoría simple a partir de una vuelta posterior.

La CUP mantiene su rechazo a votar a favor de la investidura de Mas, y con los resultados de este domingo ni siquiera podría abstenerse a partir de la segunda vuelta, ya que el resto de partido sumarían más escaños.

Si pasan dos meses desde la fecha del primer debate y la investidura aún sigue bloqueada, el artículo 67 del Estatut establece que el presidente en funciones -el propio Mas- debe convocar otras elecciones en un plazo de 40 a 60 días, por lo que ya serían en 2016.Algo parecido le pasó a Susana Díaz

El último precedente en España sobre la dificultad de investir un presidente autonómico fue el de Susana Díaz (PSOE): las elecciones andaluzas fueron el 22 de marzo, el primer pleno de investidura se celebró el 5 de mayo, pero no fue investida hasta el 12 de junio.

Como en el caso de Catalunya, el Estatuto andaluz fija un máximo de dos meses para investir presidente, por lo que, si Díaz no hubiera conseguido finalmente el apoyo de C's, tendrían que haber convocado nuevas elecciones el 5 de julio.

Si Mas logra ser investido presidente, no podrá convocar unas nuevas elecciones catalanas en el plazo de un año desde que se disolvió la Cámara por última vez, según el artículo 75 del Estatut.

Teniendo en cuenta que Mas firmó el decreto de convocatoria de las presentes elecciones el 3 de agosto, no podría haber otras catalanas hasta finales del verano o principios de otoño de 2016.

La hoja de ruta de Junts pel sí incluye una declaración del Parlament afirmando que Cataluña quiere ser independiente, la redacción de una constitución catalana, y la celebración de "unas elecciones parlamentarias constituyentes" en un período máximo de 18 meses desde los comicios del 27S.La CUP, el partido que llama a la desobediencia

Este movimiento ciudadano, que toma todas sus decisiones en asambleas municipales, nació a finales de 1980 y, tras décadas de discreción, la crisis lo impulsó al primer plano de la política regional.

En 2012 consiguieron tres diputados en el parlamento catalán, prometiendo ser "el caballo de Troya de las clases populares". En las municipales de 2015 cuadriplicaron su número de ediles hasta 385 y consiguieron catorce alcaldías.

Para la CUP la secesión "no es para defender una identidad nacional o una lengua. Es para defender un marco de derechos y libertades mucho mejor", asegura a la AFP Quim Arrufat, de 32 años, uno de los tres diputados.

El líder de su actual grupo parlamentario, David Fernández, añadió colorido a la política regional catalana con sus centenares de camisetas radicales y sus provocativas intervenciones en los debates.

En una audiencia parlamentaria al banquero español y exdirector del Fondo Monetario InternacionalRodrigo Rato, investigado por fraude, Fernández alzó su sandalia en un gesto árabe de desprecio y le dijo: "¡hasta pronto, gángster!".

En el voto del domingo, la CUP podría triplicar su número de escaños a nueve, con alrededor del 7% del voto. Podrían ser los diputados que necesitaría la coalición Junts pel Sí (Juntos por el Sí), del presidente nacionalista conservador Artur Mas, para superar la mayoría de 68 escaños sobre 135 de la cámara.

Éste convocó las elecciones como una especie de referéndum sobre la independencia, reclamado desde 2012 pero bloqueado por Madrid.

La CUP forma parte de la ola de partidos de izquierda radical que ganaron influencia en Europa durante la última crisis económica.

Pero a pesar de declararse internacionalistas y hermanados al resto de clases obreras de España, estiman que la construcción de una sociedad justa en Cataluña solo puede obtenerse con un nuevo Estado.

"La independencia y la justicia social tienen que ir de la mano", dice Bernat Pelach, un barbudo matemático de 30 años en el último mitin electoral del viernes en Badalona, un suburbio de 200.000 habitantes de Barcelona.

En un anfiteatro, los candidatos de la CUP y persnoalidades invitadas daban discursos contra la austeridad, la especulación inmobiliaria y los desahucios. Un cantante de rock interpretaba con emoción el "Working Class Hero" de John Lennon.

Badalona estaba gobernada por el Partido Popular conservador de Rajoy hasta las municipales de mayo, cuando los partidos de la oposición se aliaron para investir a una alcaldesa de la CUP.

Fue un símbolo de la nueva dinámica política tras la crisis en España, que convierte las elecciones legislativas de diciembre en las más impredecibles en décadas.

La coalición de izquierda y derecha de Mas, Junts pel Sí, pretende lanzar un proceso de secesión hacia la constitución de la república catalana en 2017. Pero ahora, después de los resultados de este domingo, tendrán que escuchar las peticiones de la CUP, entre ellas no investir como presidente a Artur Mas, a quien relacionan con la austeridad, la corrupción y la privatización de servicios públicos.

Además, presionarán al nuevo gobierno para ejercer la desobediencia pacífica, como ignorar sentencias judiciales del Estado español que busquen detener el proceso de secesión. "Contra leyes injustas, o dejas que te pisoteen o ejerces la desobediencia", dice Arrufat, anticipando una "lucha dura y larga con Madrid".

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