Clara López, la candidata colombiana que se mira en el espejo de Bachelet

  • Nacida en el seno de una familia burguesa y forjada en ideas progresistas, la colombiana Clara López aspira a convertirse en presidenta y entrar en el grupo de mujeres líderes de la izquierda latinoamericana, cuyo máximo exponente es la chilena Michelle Bachelet.

Ana Gómez

Bogotá, 20 may.- Nacida en el seno de una familia burguesa y forjada en ideas progresistas, la colombiana Clara López aspira a convertirse en presidenta y entrar en el grupo de mujeres líderes de la izquierda latinoamericana, cuyo máximo exponente es la chilena Michelle Bachelet.

La lucha contra la desigualdad, ya sea en cuanto a géneros o a condiciones sociales, es su caballo de batalla en esta campaña a las elecciones del 25 de mayo, a las que concurre con el lema "Colombia por un buen camino" y ofrece cambiar el rumbo porque, a su juicio, la paz es posible.

Aunque Colombia nunca ha tenido una presidenta, y ni siquiera un presidente de izquierdas, López cree que su país puede sumarse a "esta corriente que se abre paso en todo el continente con mujeres en espacios de poder", reveló en una entrevista con Efe.

"Hay que ver a Michelle Bachelet como un gran ejemplo. Ha sido presidenta y se ha reelegido recientemente con un programa que nosotros respetamos y miramos con mucha coincidencia, especialmente en temas educativos y de lucha contra la desigualdad", afirmó.

A sus 64 años, López, que parte tercera en las encuestas con el 10,1 % de la intención de voto, es una de las mujeres más cultas y preparadas de la política colombiana, no en vano fue sobrina del expresidente liberal Alfonso López Michelsen (1974-1978), de quien fue secretaria económica, y de Alejandro Obregón, uno de los más reconocidos artistas plásticos del país.

Crecer en un hogar acomodado, con un padre masón y una madre que aprendía Filosofía cuando las mujeres se dedicaban al cuidado del hogar, le abrió la puerta a estudiar en Estados Unidos, pero también a sensibilizarse con las desigualdades en América Latina pues conoció a personajes como el expresidente chileno Salvador Allende.

Estudió Filosofía en Harvard, carrera que no concluyó, luego Economía en esa prestigiosa universidad, y ya con 46 años, volvió a las aulas para terminar Derecho en la Universidad de los Andes de Bogotá. Actualmente es candidata a doctora en Derecho Tributario y Financiero por la española Universidad de Salamanca.

En su etapa de Harvard aprendió que los caprichos no los pagaba su padre y trabajó como camarera y limpiadora, al tiempo que participó activamente en las causas del momento contra la guerra en Vietnam, por la libertad de Nelson Mandela y a favor de la igualdad de sexos.

En los años setenta del siglo pasado tuvo dos romances: uno que acabó en boda con un acaudalado canadiense, posteriormente condenado por vender información bancaria privilegiada, y otro no menos sorprendente, con un entonces "fogoso joven liberal" llamado Álvaro Uribe.

El breve noviazgo con quien hoy encarna la derecha más radical en Colombia se reveló en plena campaña a raíz de la publicación del libro "Los suspirantes", en el que ella misma confiesa que incluso guarda "un discreto anillo" que le regaló Uribe.

Su compañero de vida definitivo sería Carlos Romero, un político comunista que pasó hasta doce veces por prisión, una relación con enormes costos sociales que siempre defendió a capa y espada incluso ante su familia, y que fortaleció sus ideas de izquierda hasta convertirse en dirigente del Polo Democrático Alternativo (PDA).

Seria, firme, solidaria y eficaz, Clara es buena conocedora del sector público, pues ha sido contralora, concejal, auditora general, secretaria de Gobierno de Bogotá y alcaldesa de la capital encargada después de que su jefe, Samuel Moreno (2008-2010), fuera encarcelado por corrupción.

Precisamente cuando terminó ese breve mandato en la Alcaldía en 2011, López contaba con una popularidad del 78 %.

"Las mujeres somos más dadas a los arreglos amistosos, al cuidado, a generar consensos, que es lo que está necesitando Colombia", manifestó López a Efe al ratificar que su apuesta por la paz y el mandato femenino se refleja en su compañera Aída Avella, aspirante a la Vicepresidencia.

López y Avella vivieron una triste página de la historia de Colombia, pues ambas militaban en la Unión Patriótica (UP) cuando este partido, que nació de un acuerdo de las FARC con el Gobierno de Belisario Betancur (1982-1986), se convirtió en blanco de la violencia del Estado y los paramilitares, que asesinaron a unos 4.000 simpatizantes.

A raíz de un atentado con lanzacohetes, Avella partió 17 años al exilio, regresó de Suiza hace solo unos meses para aspirar a la Presidencia por la nueva UP, pero en el camino decidió sumar sus fuerzas con López y presentar una candidatura conjunta de la izquierda.

Por su lado, López también vivió un tiempo exiliada en Venezuela.

Son dos mujeres que aspiran a sellar la paz con las guerrillas, a generar un cambio radical en la estructura económica con justicia social, dos mujeres que representan la reconciliación de cara a una Colombia en paz.

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