Condenado a 25 años por matar a su expareja tras esconderse en el armario

  • La Audiencia de Sevilla ha condenado a 25 años de cárcel a un hombre que mató a su expareja de 42 cuchilladas tras esconderse en el armario de su dormitorio y atacarla de manera súbita cuando se disponía a acostarse.

Sevilla, 24 mar.- La Audiencia de Sevilla ha condenado a 25 años de cárcel a un hombre que mató a su expareja de 42 cuchilladas tras esconderse en el armario de su dormitorio y atacarla de manera súbita cuando se disponía a acostarse.

La sentencia de la Audiencia, a la que ha tenido acceso Efe, explica que el acusado Francisco Miguel P.R., de 36 años, mantuvo una relación de dos meses con la víctima Guadalupe B.M., de 41 años, que la mujer rompió en febrero de 2010 aunque el acusado "no lo aceptó de buen grado" y la acosó con "frecuentes y reiteradas llamadas telefónicas", además de seguirla por la calle y presentarse en los lugares que ella frecuentaba.

Sobre las 03.30 horas del 31 de mayo de 2010, el acusado entró por la azotea al domicilio de Guadalupe en Pruna (Sevilla), sabiendo que ella se encontraba ausente, y se escondió en el armario del dormitorio armado con un cuchillo de 18 centímetros de hoja hasta que llegó la víctima.

Francisco Miguel esperó a que la mujer se acostara, o cuando se disponía a hacerlo, y aprovechó para apuñalarla "el tremendo sobresalto" que produjo a la víctima al salir inopinadamente del armario y sorprenderla sin que tuviese ningún tipo de arma o instrumento con que protegerse, según el fallo, que se ha producido tras el veredicto de culpabilidad dictado por un jurado.

La mujer, además de no poder defenderse ante un ataque "tan súbito como inesperado", recibió un total de 42 puñaladas en zonas no vitales, con lo que el acusado "aumentó deliberadamente e inhumanamente el sufrimiento de la víctima" pues lo hizo "a sabiendas de que solo serviría para causarle mayores sufrimientos", ya que tantas agresiones "no eran necesarias para causarle la muerte".

El magistrado presidente del jurado aplica al acusado la atenuante de alteración psíquica porque cuando asesinó a su expareja sufría "un estado de tristeza, humillación y creciente obsesión por el modo abrupto y unilateral en que Guadalupe había puesto fin a la relación, dejando a continuación de hablarle sin la menor explicación de la ruptura".

El acusado se apoderó también de joyas por valor de 17.400 euros que la víctima guardaba en la mesilla de noche, por lo que la sentencia le impone un año de cárcel por hurto, junto a 23 años de prisión por asesinato y otro año por allanamiento de morada.

Además indemnizará en 13.469 euros a cada uno de los padres de la fallecida, en 125.727 a una hija y en 107.758 euros a dos hijos, fruto de una relación anterior, que conviven con su padre en la provincia de Tarragona.

Tras lavarse y deshacerse de la ropa ensangrentada y del cuchillo, el acusado acudió al cuartel de la Guardia Civil, donde se entregó, por lo que la sentencia también le aplica la atenuante de confesión espontánea.

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