Condenan a nueve semanas de cárcel por desacato a exmillonario irlandés

  • El empresario irlandés Séan Quinn, el que fuera el hombre más rico de Irlanda y ahora en bancarrota, fue hoy condenado por el Alto Tribunal de Dublín a nueve semanas de cárcel por desacato a la autoridad judicial.

Dublín, 2 nov.- El empresario irlandés Séan Quinn, el que fuera el hombre más rico de Irlanda y ahora en bancarrota, fue hoy condenado por el Alto Tribunal de Dublín a nueve semanas de cárcel por desacato a la autoridad judicial.

La juez instructora Elisabeth Dunne aseguró hoy que no ha tenido "otra opción" que enviar a Quinn, de 66 años, a prisión por un delito de desacato a una orden judicial que calificó de "indignante".

La defensa de Quinn podría presentar hoy un recurso de apelación ante el Tribunal Supremo, lo que retrasaría su ingreso hoy en prisión, según fuentes judiciales.

Este mismo tribunal había ordenado al exmillonario el pasado junio liberar 500 millones de euros que el propio Quinn, su hijo Seán y su sobrino Peter Darragh habían escondido en cuentas en el extranjero para evitar pagar deudas al nacionalizado Anglo Irish Bank, entidad a la que debe unos 2.800 millones de euros.

Seán Quinn hijo ha pasado algo menos de tres meses en prisión por desacato, mientras que Darragh se encuentra huido de la justicia en Irlanda del Norte, desde donde no puede ser extraditado por este tipo de delitos a la República de Irlanda.

El pasado enero, la juez Dunne declaró en bancarrota al que fuera el hombre más rico del país, al tiempo que aceptó una solicitud presentada por la entidad bancaria para reclamarle la citada deuda.

Quinn intentó antes declararse en bancarrota en Irlanda del Norte para beneficiarse de la legislación británica al respecto, pero el Anglo, ahora rebautizado como Irish Bank Resolution Corporation (IBRB), logró trasladar el proceso a esta jurisdicción, donde no podrá volver a hacer negocios ni liberarse de su deuda en un periodo de doce años.

Su imperio empresarial había caído en picado durante los dos últimos años, a medida que se iban revelando los enormes riesgos que tomó apostando en los mercados con las acciones de esta entidad financiera.

Quinn y el banco representan a la perfección los excesos cometidos en Irlanda durante los años del "boom" económico, por el que se llamaba al país el "Tigre Celta", ahora en crisis tras el estallido de su burbuja inmobiliaria en 2008.

En la cúspide de su carrera, el Grupo Quinn, cuya "joya de la corona" era la aseguradora del mismo nombre, llegó a tener un valor de 4.720 millones de euros y creó, según su fundador, más de 5.000 empleos desde 1973.

Los expertos también creen que, en algún momento, el empresario llegó a controlar en secreto el 15 % del Anglo, nacionalizado por el Gobierno de Dublín en 2009.

Tras el estallido del sector de la construcción, las acciones de este banco comenzaron a caer y Quinn se vio obligado a entregar el control de su aseguradora, al tiempo que fue multado con tres millones de euros por incurrir en prácticas financieras irregulares.

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