El gran culpable del bloqueo político: ¿Hasta cuando abusarás de nuestra paciencia, Sánchez?

  • No se trata de regalarle nada a Rajoy, ni siquiera ponérselo fácil, sino evitar que España y los españoles entremos en una espiral de problemas mucho mayor que la que ya tenemos.

    La sociedad española asiste atónita y paciente –de momento- a este lamentable espectáculo donde impera la mentira y los intereses partidistas.

El PSOE pide a Ciudadanos que respete sus decisiones y celebra que el PP empiece a negociar con sus afines
El PSOE pide a Ciudadanos que respete sus decisiones y celebra que el PP empiece a negociar con sus afines
EUROPA PRESS
POR JOSÉ LUIS ROIG / @joseluisroig

1. He aquí que España es diferente y en este país meridional las cosas normales -pactar, llegar a acuerdos- las convertimos en difíciles. En gran medida debido al radicalismo/cainismo ideológico que tanto impera en la península y que tanto nos une. Lo estamos viendo y viviendo desde hace ocho meses con las actitudes y comentarios de todos los líderes políticos. Sus argumentos son desesperantes: "No quiero elecciones, pero tampoco quiero apoyar ni facilitar la gobernabilidad del partido que más escaños tiene". Y no es que ese partido tenga cinco o seis escaños más, ese partido, que es el PP, le saca una ventaja de 50 escaños al segundo, que es el PSOE; y 105 a Ciudadanos.

2. No se trata de regalarle nada a Rajoy, ni tan siquiera de ponérselo fácil, sino de evitar de la manera más lógica que España y los españoles entremos en una espiral de problemas mucho mayor que la que ya tenemos. Llevamos nueve meses sin Gobierno y ya existe la urgencia de aprobar unos nuevos presupuestos, de actualizar las pensiones, de hacer importantes reformas, de tomar decisiones nacionales e internacionales de gran calado, de transmitir al mundo que España funciona, algo básico para atraer la inversiones y para fomentar las exportaciones. En definitiva, mucha marca España pero si los políticos, a los que se les paga para ello, no son capaces de lograr que se forme un Ejecutivo estable en nueve meses, algo falla, es decir, fallan los políticos y los partidos que no están a la altura de las circunstancias.

3. Tras la doble reunión de Rajoy con Sánchez –el martes- y Rivera –el miércoles-, las cosas no han cambiado mucho, aunque el presidente en funciones se ha mostrado algo más optimista de cara a lograr acuerdos con Ciudadanos, que sin entregarse del todo parece dispuesto a facilitar la investidura, sin la cual no se puede hacer nada, ni elaborar presupuestos, ni tomar decisiones de ningún tipo.

4. La sociedad española asiste atónita y paciente –de momento- a este lamentable espectáculo donde impera la mentira y los intereses partidistas -¿Hasta cuándo abusarás, Catilina, de nuestra paciencia?-. Pero los ciudadanos españoles, más allá de la ideología que los motiva, también están tomando buena nota de quienes son los políticos y los partidos que más entorpecen el funcionamiento democrático, y de paso ponen en peligro la salud de nuestros bolsillos y de España en general, por si acaso llegaran esas no deseadas terceras elecciones. Si no las hay, también quedará en la memoria colectiva quién fue el “héroe” que nos evitó un nuevo escarnio votante.

5. De momento, el que más está perdiendo en todo este impasse político es Pedro Sánchez. Un líder muy cuestionado dentro y fuera de su partido, que nunca ha demostrado poseer grandes dotes de análisis ni estrategia, y que ahora se escuda en un tactismo ideológico y rancio, “que pacten las derechas”, dividiendo de paso a una nación que no necesita una lucha de banderías sino todo lo contrario, políticos con altura de miras, que no estén más preocupados por su futuro que por el de España.

6. Sánchez tiene los días contados, sobre todo porque su estrategia es patética, entre cobarde y absurda. Su única salida sería convertirse en un sólido líder de la Oposición cuanto antes, y demostrar que tiene alguna capacidad e inteligencia para no seguir hundiendo al PSOE, pero para ello debería apoyar la formación de un Gobierno. A lo que, el muy listo, se niega en redondo. Su inmovilismo y su bloqueo le están convirtiendo en el gran culpable de la situación política, actitud que le pasará factura antes de lo que él espera.

7. Es cierto que la mayoría de los militantes socialistas no quieren ver al PP ni en pintura y menos gobernando. Pero también es verdad, y las últimas encuestas lo corroboran, que en caso de necesidad la mayoría de votantes socialistas –el 63 % según Metroscopia- entendería, aceptaría y apoyaría que el PSOE y Sánchez posibilitaran, pactando algunas reformas, un Gobierno de Mariano Rajoy para salir de este trance y por el bien general de España. 

8. Esta lógica y positiva actitud de colaboración le darían al PSOE y a Sánchez una imagen de entereza y corrección democrática que tampoco les vendría nada mal en estos difíciles momentos. Sin embargo, el secretario general del partido tiene miedo. Tiene miedo del qué dirán los chicos de Podemos. Mal asunto. Si el actual PSOE basa su vida y éxito político en evitar las críticas del rival, mal futuro les auguro. Tampoco se trata de machacar al adversario, sino de hacer lo correcto. Y en estos momentos, la mayoría de la sociedad española tiene claro qué es lo correcto, no así Sánchez que siguen sin enterarse.

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