LA DÉCADA DE 1430 FUE LA MÁS FRÍA DEL ÚLTIMO MILENIO EN EUROPA

- Provocó hambre y enfermedades en amplias zonas del continente. Europa padeció en 1430 y los años siguientes la década más fría del último milenio, cuando las bajas temperaturas presidieron muchos inviernos en los Países Bajos, los escoceses tuvieron que usar el fuego para derretir el vino en botellas antes de beberlo, numerosos ríos y lagos del centro del continente se congelaron y en regiones generalmente suaves del sur de Francia y en el norte y en el centro de Italia hubo inviernos y primaveras que duraron hasta abril, a menudo con heladas tardías.
Éste es el hallazgo realizado por un estudio dirigido por la historiadora Chandal Camenisch, de la Universidad de Berna (Suiza), que comenzó cuando ésta notó algo extraño cuando buscó en archivos históricos para averiguar más sobre el clima del siglo XV de lo que ahora es Bélgica, el norte de Francia, Luxemburgo y los Países Bajos.
“Me di cuenta de que había algo extraordinario en el clima durante la década de 1430”, apunta Camenisch en un comunicado de la Unión Europea de Geociencias, en cuya revista ‘Climate of the Past’ ha sido publicado el estudio.
La investigación indica que los cambios en el clima afectaron a las sociedades humanas a lo largo del último milenio y que los periodos de frío en Europa en los siglos XVII y XVIII han sido evaluados con detalle, pero no los anteriores debido a la escasa información disponible.
Camenisch y sus colegas examinaron archivos climáticos, anillos de árboles, núcleos de hielo, sedimentos de lagos y documentos históricos para rememorar el clima del siglo XV.
“Las reconstrucciones muestran que las condiciones climáticas de la década de 1430 fueron muy especiales. Con inviernos muy fríos y veranos normales a cálidos, esta década es única en los 400 años de datos que investigamos, de 1300 a 1700”, apunta Kathrin Keller, modelista climática del Centro Oeschger para la Investigación del Cambio Climático en Berna.
Keller añade que “lo que las reconstrucciones no pueden responder por sí solas, sin embargo, es su origen". "¿El clima anómalo fue forzado por influencias externas, como el vulcanismo o cambios en la actividad solar, o fue simplemente el resultado aleatorio de la variabilidad natural inherente al sistema climático?”, pregunta.
“UN PERIODO CRUEL”
En la historia de Europa hubo otros periodos fríos. Por ejemplo, el volcán Tambora (Indonesia) arrojó grandes cantidades de cenizas y partículas a la atmósfera en 1815, bloqueando la suficiente luz solar como para reducir significativamente las temperaturas en Europa y en otras partes del mundo. Pero los investigadores indican que la década de 1430 fue diferente no sólo en lo que causó el enfriamiento, sino también porque no se había estudiado con detalle hasta ahora.
Las simulaciones climáticas realizadas por Keller y su equipo demostraron que, aunque hubo algunas erupciones volcánicas y cambios en la actividad solar durante ese tiempo, ello no podía explicar el patrón climático de la década de 1430. Los modelos mostraron que esas condiciones se debían a las variaciones naturales del sistema climático y una combinación de factores naturales que ocurrieron por azar que se tradujeron en que Europa tuvo inviernos muy fríos y veranos entre normales y cálidos.
Camenisch recalca que, independientemente de las causas subyacentes de ese clima extraño, la década de 1430 fue “un periodo cruel” para quienes vivieron esos años.
“Debido a que ese grupo de inviernos extremadamente fríos con temperaturas bajas perduraron hasta abril y mayo, quedaron perjudicados el crecimiento de los granos, así como los viñedos y otras producciones agrícolas, por lo que en muchos lugares del noroeste y el centro de Europa hubo pérdidas considerables de cosecha”, apunta.
Esta historiadora agrega que ello provocó el aumento de los precios de los alimentos y, en consecuencia, “una crisis de subsistencia y hambruna, y las enfermedades epidémicas se multiplicaron en muchos lugares”. Además, los investigadores recalcan que las minorías vivieron entre duras condiciones climáticas, la subida de la cesta de la compra, el hambre y la peste.
Keller sugiere que podría repetirse otra década de inviernos muy fríos en Europa, pero precisa que esas variaciones de temperatura tienen que ser vistas en el contexto del estado del sistema climático.
“Comparado con el siglo XV, vivimos en un mundo claramente más cálido, por lo que estamos afectados por los climas extremos de una manera diferente: los extremos fríos son menos fríos y los extremos calientes son aún más calientes”, explica.

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